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jueves, 26 de mayo de 2016
EL ENGAÑO Y LA MENTIRA EN LA NATURALEZA
Una pregunta nos asalta…
¿Los machos somos capaces de hacer cualquier cosa por sexo?
La reproducción es un desafío para los seres vivos pues nuestra eficacia biológica se mide por la supervivencia y por la descendencia. Para ambos menesteres la vida utiliza una herramienta eficaz: el engaño.
Robert Trivers nos dice que la mentira es muy abundante en la vida y el autoengaño sería frecuente en los seres humanos pues no siendo conscientes de que nos engañamos podríamos más fácilmente engañar a los demás, como lo hacen otros seres sociales. Y nuestro cerebro, fruto de la evolución, para que no tenga contradicciones, se serviría de la fantasía para presentar cosas que no están y, asimismo, ocultar cosas que están. El engaño y la mentira se convertirían, así, en recursos evolutivos primordiales.
Ya dijo Darwin que algunos mamíferos tenían más éxito de apareamiento que otros pues la hembra busca recursos relevantes para la reproducción. Así que no me olvido de aquellas conductas de cortejo de las que alardeamos los buenos mamíferos: aún me veo allí pavoneándome de genes sanos ante mi pareja. Es verdad que quise presumir de fortaleza, pero ni logré saltar un arroyo, ni un seto, ni caminar sobre una balsa de basura sin hundirme. Pero aún a riesgo de mi supervivencia creo que aquello mereció la pena pues pude demostrar mi eficacia biológica: conseguí la descendencia.
Estas conductas de mentira, engaño y competencia no son exclusivas de mamíferos. La habilidad evolutiva del engaño se da tanto en las plantas como en los animales: los cecidios o agallas son una muestra de coevolución entre insectos y plantas. Plantas como las orquídeas, que asemejan sus pétalos a abejas hembra para seducir a los abejorros y convertirlos en polinizadores. En el Cretácico (142-65 m.a.) algunas angiospermas como las orquídeas (plantas con flores que procedían de gimnospermas), con su ilimitado potencial evolutivo, modificaron sus flores, el tamaño y la forma, el color y olor, para procurarse atractivas a los animales polinizadores. Ya Linneo había descrito este género “Orchis” (testículo) que utiliza el engaño para evitar la autofecundación y facilitar la fecundación cruzada. De esta forma, pájaros, murciélagos, escarabajos, mosquitos y abejorros son engañados con comida o con la promesa de encontrar pareja.
Las modalidades o estrategias de engaño que pueden utilizar las especies se resumen en tres. El mimetismo Batesiano o aposematismo, cuando los animales aparentan a otras especies más agresivas como el Torcecuellos que al verse atacado por mustéridos se hace pasar por una serpiente mediante ruidos y movimientos, o las mariposas, que expresan ocelos y llamativos colores para ahuyentar a depredadores, o moscas inofensivas que imitan a avispas así como la falsa serpiente coral o serpiente rey inofensiva pero que imita los colores de las corales venenosas. El mimetismo Mulleriano, cuando dos especies (ambas peligrosas) crean señales semejantes para indicar a depredadores que no deben ser comidas, como las rayas amarillas y negras de avispas, ofidios etc… Por último, la cripsis o camuflaje, como ese tritón que se confunde con los musgos, la mantis orchidea (una maestra del camuflaje y la emboscada), el camaleón, el búho, los fásmidos como el insecto palo, la flor pasionaria, que tiene flores similares a los huevos de la mariposa Heliconius para señalarle que allí no ponga más huevos y, además, produce azúcares que atraen a hormigas, y el pulpo. Y las especies pueden utilizar más de una estrategia conjuntamente.
¡Y en esto consiste la vida! En transmitir genes y asegurar la siguiente generación.
Entonces, ¿de qué ventajas disfrutan las especies sexuales, aquellas con dimorfismo sexual, como los mamíferos?
Pues de que disponen de más variabilidad, flexibilidad y plasticidad para transmitir genes y afrontar cambios ambientales. También se vería favorecida la eliminación de mutaciones deletéreas pues, aunque la selección natural trabaja en individuos, los beneficios se aplican a las especies.
Pájaros y mamíferos suelen ser más grandes, fuertes y coloreados, como los pavos reales y los ciervos, que ejercen su atracción con su “sex-appeal”. Aún a riesgo de su supervivencia son formas de selección sexual. Los mamíferos machos suelen tender a la poligamia (pues no son imprescindibles para la prole), aunque la monogamia se vería favorecida si la supervivencia de los más jóvenes aumentase por el cuidado de ambos padres.
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martes, 5 de enero de 2016
ROSA CANINA


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jueves, 12 de febrero de 2015
LACTANCIA Y EVOLUCIÓN

viernes, 23 de enero de 2015
LA DUDA DE DARWIN

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sábado, 20 de diciembre de 2014
MASCOTAS Y VITAMINA C
A diferencia de perros, gatos, reptiles y aves antiguas, algunos peces, aves, las mascotas “guinea pig” y los humanos hemos perdido la capacidad de sintetizar vitamina C. Hemos silenciado el gen que codifica la enzima oxidasa gulonolactona y, por lo tanto, no formaremos adecuadamente el colágeno a no ser que incorporemos el ácido ascórbico a la dieta mediante frutas y vegetales.
Es posible que esta falta de capacidad de síntesis active proteínas relacionadas con el estrés que servirían de sensores nutricionales. Así, si no queremos padecer escorbuto –enfermedad carencial que presenta hemorragias, encías alteradas y caída de pelo- deberemos ingerir este ácido ascórbico (C6H8O6), vitamina con gran poder antioxidante que incrementa la salud y la longevidad.
El escaramujo, ese fruto ovoide y rojo del rosal silvestre –vulgarmente conocido como “tapaculos”- contiene altas concentraciones de vitamina C. El zumo de escaramujos fue la principal fuente de vitamina C para los soldados de la primera guerra mundial.
jueves, 3 de abril de 2014
LIQUEN. ¿Por qué ser buenos?
El comportamiento altruista en las personas y en sociedades
animales es común pues pretende no ya la supervivencia del individuo sino de la
especie. “Ser buenos” se convierte en un incentivo como consecuencia de la
selección natural, de la misma forma que la higiene puede ser contemplada como
origen de la moral. Esforzarse en tener la vivienda limpia no solo minimiza el
riesgo de infecciones en ti, sino en la comunidad, y el beneficio para el actor
(el beneficio individual pasaría por el altruismo) sería mayor que su coste.
¡Otra manera de ver el “mutualismo”!
¿Cómo es el mutualismo en los seres vivos?
Las plantas tienen un ancestro común marino, las algas
verdes, con cloroplastos donde se efectúa la fotosíntesis. Los cloroplastos se
piensa que descienden de las cianobacterias por simbiosis, que es una fuente de
cambios evolutivos. Las algas verdes colonizaron la tierra hace 490 millones de
años (m.a.) y genes de los cloroplastos quedaron ya en las plantas. Primero las
gimnospermas (350 m.a.)
y después las angiospermas, con flores, (entre 140 y 65 m.a.) que, desde entonces,
han coevolucionado con insectos y pájaros.
Coevolucionar es interactuar, aunque solemos pensar que es el parásito el que evoluciona y el hospedador se hace tolerante. Pero ser tolerantes o virulentos no añade biodiversidad, aunque puede ayudar a cambios estables. De esta forma los humanos hemos coevolucionado con la microbiota intestinal. El mutualismo (gérmenes y hospedadores nos beneficiamos) es una forma de coevolución. También lo es la relación depredador-presa o la polinización.
Coevolucionar es interactuar, aunque solemos pensar que es el parásito el que evoluciona y el hospedador se hace tolerante. Pero ser tolerantes o virulentos no añade biodiversidad, aunque puede ayudar a cambios estables. De esta forma los humanos hemos coevolucionado con la microbiota intestinal. El mutualismo (gérmenes y hospedadores nos beneficiamos) es una forma de coevolución. También lo es la relación depredador-presa o la polinización.
Las bacterias pueden ser saprófitas, mutualistas, comensales
(relación neutra) o parásitas (patógenas). Algunos comensales como la E. coli o el Streptococo mitis
pueden pasar a patógenos ocasionando síndrome hemolítico o sepsis. Pero no hay
relación entre virulencia e infectividad pues los gérmenes suelen ser clonales,
especializados, poco diversos, aunque, en ocasiones, intercambian material
genético para conseguir ajustarse al medio mediante bacteriófagos intracromosómicos
o por plásmidos extracromosómicos.
Los hongos suelen tener un mutualismo obligado con las
plantas constituyendo las micorrizas, como la trufa, un hongo ascomiceto en
mutualismo con una planta como nogal, encina o roble.
Y, por último, el protagonista del post de hoy: un liquen. Lo
encontré cortando leña en el monte “El Yuso”. Se trata de un mutualismo entre
una planta (un alga) y un hongo, un ascomiceto. Estos líquenes permiten a ambos
superar las adversidades del ambiente: disponibilidad de agua y variaciones en
la temperatura. ¡Ah! Y son tan exquisitos como las trufas pues se usan en
perfumería. Aunque siempre en las relaciones de pareja alguien da más; en este
caso el alga se siente esclavizada por el hongo (helotalismo).
sábado, 16 de noviembre de 2013
AMAR LA CIENCIA Y EL FUTBOL: LA EVOLUCIÓN
Ser intelectual no es incompatible con la pasión deportiva; digamos con el fútbol -a pesar de Eduardo Galeano, quien nos avisó de la desconfianza que sentían los intelectuales hacia el deporte del balompié-. Sin ir mas lejos, el Nóbel de física Neils Bohr (en la foto con Einstein) y su hermano, el matemático Harald, fueron internacionales con Dinamarca.
Confieso que hoy ha sido uno de esos días para amar el futbol. Por la mañana, en la Sala Polisón del Teatro Principal de Burgos, mi amigo Eduardo Munguía, filólogo y editor de Gran Vía, presentaba el libro "Benditos seáis", que nos cuenta la historia -humilde y gloriosa- del Burgos C.F. Le acompañaron dos protagonistas ilustres: José Luis Preciado (a quien tuve el gusto de saludar) y José Antonio Zamanillo, el jugador castreño que militó en el Burgos y en el Atlético de Madrid.
Ya por la tarde tocaba partido épico en Guadilla de Villa-AMAR. Allí, el C.D. Quintanilla del Agua , en el que la mitad de sus jugadores son universitarios- se ha impuesto a su rival -con un raquítico 0-1, y al tiempo inmisericorde -nieve y frío para quedarte tieso, bandas como laderas, el cierzo clavando sus garras en el rostro de los jugadores... Por la noche, partido de la selección contra Guinea Ecuatorial.
Y como este día va de fútbol e intelectualidad, amigo lector, si prestas atención libraré un último partido: el que enfrenta al fútbol con la evolución. Les contaré cómo el fútbol, al igual que la biología, no puede entenderse si no es a la luz de la evolución. ¡Que para eso estamos en Burgos!
¿Qué decir de los encuentros de fútbol? Pues que, como las batallas, nunca son definitivos. ¡Vamos, como la verdad en la ciencia! Los partidos duran 90 minutos. Y ya sé que no es un tiempo geológico el que transcurre hasta el pitido final pero sí el suficiente para que, como una analogía de la vida eterna, quepan el cielo y el infierno: el partido o se gana o se pierde. También queda el purgatorio del empate. Aunque no son teleológicos los encuentros de fútbol –no tienen una finalidad determinada-, van evolucionando con sus argumentos dentro de la cancha, como los argumentos dentro de una teoría: propuestas, conjeturas, hipótesis para explicar los hechos, en este caso el gol, el triunfo, la verdad que se persigue. Y el tiempo corre. ¡Vuela si vas perdiendo! Antes medíamos el tiempo por el santoral, o por el tiempo antropológico, el de las festividades de la cultura popular; o decimos que el tiempo geológico –el de la evolución- se mide en eras, o el histórico en épocas. Pero ahora el tiempo de nuestro tiempo se mide en temporadas de fútbol.
¿Qué ocurre en un equipo de fútbol modesto como el de un pueblo pequeño? Quienes hemos defendido los colores de equipos modestos, como el C.D. Quintanilla del Agua, sabemos que en ellos también se producen los mecanismos de la evolución. Es decir, aquellos mecanismos como el de las poblaciones pequeñas, el de los cuellos de botella, el del azar (esta temporada soportamos otro cuello de botella, el de “La viña del fraile”, marca que nos auspicia). Conservamos los jugadores –como los genes- casi por casualidad, sujetos al frío de la intemperie, al aislamiento, a la precariedad, expuestos a una elevada mortalidad, a la desaparición del equipo. Pero el azar ha dispuesto que desde los años sesenta exista en el pueblo un equipo que se reinventa, compite, sobrevive y cambia su acervo futbolístico. Las camisolas del equipo primero nacieron blancas, anudadas al cuello, para después tornar a blaugranas. Más tarde pasamos de las rojas hasta el verde turquesa de la actualidad. Vamos, que el color de la piel ha ido evolucionando en los equipos de las poblaciones pequeñas. Sí, como la mariposa Biston posada en los abedules, ahora el equipo se camufla, en verde, entre el césped para escapar del juego de los depredadores.
¿Y cómo se reproducen los equipos de fútbol? Este es el segundo mecanismo de la evolución. Influye menos el azar y a los equipos nos aparean por proximidad geográfica. Pero los jugadores eligen un equipo como se elige una pareja, una pasión, unos colores. Hay equipos por los que todos quieren fichar y uno ficha por el equipo que quiere pues hay una épica del club, unos ritos con la función social de integrarse en el equipo. Y el jugador ya forma parte del genoma del club, con una función catártica, para canalizar miedos, emociones… Y sabe que es elegido y seleccionado en el equipo para ganar en variabilidad pues en todos los organismos hay variaciones: el arquero, un lince, defensas como erizos, los delanteros como zorros. Todo por el triunfo. Los lances del encuentro se convierten en ceremonias de apareamiento donde hasta el público toma partido. Los jugadores del equipo se pavonean por los campos mostrando sus colores como si fueran pavos reales desfilando por pasarelas y exhibiendo la fuerza de la juventud, de sus ocelos y plumas tornasoladas.
Un tercer mecanismo de evolución son las mutaciones… Sí. Como los cambios en el material genético, aleatorios o inducidos, en el fútbol se producen al sortear equipos, o por el entrenador al configurar las alineaciones. Estas mutaciones a veces son neutras, pero otras producen jugadores leñeros, como si fuesen oncogenes, o bien equipos con genética de “fair-play” inglés. Otras veces llegan de repente, como un cataclismo: un árbitro sanciona una pena máxima –un fusilamiento al decir de Camus-, o un fuera de juego, o una picardía latina -como la de Hans, nuestro delantero, un artista de la pantomima- que cambia el rumbo del partido. Las sustituciones de jugadores, los lances del juego, o el ambiente de los “hooligans”, en fin, de la epigenética, dibujan nuevos equipos, escudos, nuevas formas, nuevos fenotipos.
Un último mecanismo de evolución es el flujo génico. Los jugadores del medio rural suelen emigrar, o bien nuevos jugadores urbanos colonizan los equipos rurales encontrando nuevos nichos ecológicos donde practicar este deporte. En este último campeonato fútbol de la Diputación Provincial de Burgos se exige un cincuenta por ciento de jugadores locales. Hete aquí la mano del hombre, la de la selección artificial.
Y como consecuencia de estos cuatro mecanismos llegamos a la selección natural de fútbol: un equipo adaptado donde se reproducen los jugadores con las características más favorables. Una selección natural que conduce a equipos deportivos o marrulleros. Futbolistas nacen más que los que pueden sobrevivir en los equipos pues compiten por los recursos y, como el fútbol no es democrático y somos veinticinco, nos vemos obligados a las convocatorias para que todos jueguen partidos. Con el paso del tiempo los equipos cambian, pero todos descienden de una rama del árbol común. Y por eso algunos equipos, como el C.D. Quintanilla del Agua, llevan el árbol en el escudo. La evolución continúa: jugadores como guerreros de una tribu que son capaces de ganarle al equipo del pueblo de al lado y equipos capaces de sobrevivir al paso del tiempo. Digo de la temporada.
Y como este día va de fútbol e intelectualidad, amigo lector, si prestas atención libraré un último partido: el que enfrenta al fútbol con la evolución. Les contaré cómo el fútbol, al igual que la biología, no puede entenderse si no es a la luz de la evolución. ¡Que para eso estamos en Burgos!
¿Qué decir de los encuentros de fútbol? Pues que, como las batallas, nunca son definitivos. ¡Vamos, como la verdad en la ciencia! Los partidos duran 90 minutos. Y ya sé que no es un tiempo geológico el que transcurre hasta el pitido final pero sí el suficiente para que, como una analogía de la vida eterna, quepan el cielo y el infierno: el partido o se gana o se pierde. También queda el purgatorio del empate. Aunque no son teleológicos los encuentros de fútbol –no tienen una finalidad determinada-, van evolucionando con sus argumentos dentro de la cancha, como los argumentos dentro de una teoría: propuestas, conjeturas, hipótesis para explicar los hechos, en este caso el gol, el triunfo, la verdad que se persigue. Y el tiempo corre. ¡Vuela si vas perdiendo! Antes medíamos el tiempo por el santoral, o por el tiempo antropológico, el de las festividades de la cultura popular; o decimos que el tiempo geológico –el de la evolución- se mide en eras, o el histórico en épocas. Pero ahora el tiempo de nuestro tiempo se mide en temporadas de fútbol.
¿Qué ocurre en un equipo de fútbol modesto como el de un pueblo pequeño? Quienes hemos defendido los colores de equipos modestos, como el C.D. Quintanilla del Agua, sabemos que en ellos también se producen los mecanismos de la evolución. Es decir, aquellos mecanismos como el de las poblaciones pequeñas, el de los cuellos de botella, el del azar (esta temporada soportamos otro cuello de botella, el de “La viña del fraile”, marca que nos auspicia). Conservamos los jugadores –como los genes- casi por casualidad, sujetos al frío de la intemperie, al aislamiento, a la precariedad, expuestos a una elevada mortalidad, a la desaparición del equipo. Pero el azar ha dispuesto que desde los años sesenta exista en el pueblo un equipo que se reinventa, compite, sobrevive y cambia su acervo futbolístico. Las camisolas del equipo primero nacieron blancas, anudadas al cuello, para después tornar a blaugranas. Más tarde pasamos de las rojas hasta el verde turquesa de la actualidad. Vamos, que el color de la piel ha ido evolucionando en los equipos de las poblaciones pequeñas. Sí, como la mariposa Biston posada en los abedules, ahora el equipo se camufla, en verde, entre el césped para escapar del juego de los depredadores.
¿Y cómo se reproducen los equipos de fútbol? Este es el segundo mecanismo de la evolución. Influye menos el azar y a los equipos nos aparean por proximidad geográfica. Pero los jugadores eligen un equipo como se elige una pareja, una pasión, unos colores. Hay equipos por los que todos quieren fichar y uno ficha por el equipo que quiere pues hay una épica del club, unos ritos con la función social de integrarse en el equipo. Y el jugador ya forma parte del genoma del club, con una función catártica, para canalizar miedos, emociones… Y sabe que es elegido y seleccionado en el equipo para ganar en variabilidad pues en todos los organismos hay variaciones: el arquero, un lince, defensas como erizos, los delanteros como zorros. Todo por el triunfo. Los lances del encuentro se convierten en ceremonias de apareamiento donde hasta el público toma partido. Los jugadores del equipo se pavonean por los campos mostrando sus colores como si fueran pavos reales desfilando por pasarelas y exhibiendo la fuerza de la juventud, de sus ocelos y plumas tornasoladas.
Un tercer mecanismo de evolución son las mutaciones… Sí. Como los cambios en el material genético, aleatorios o inducidos, en el fútbol se producen al sortear equipos, o por el entrenador al configurar las alineaciones. Estas mutaciones a veces son neutras, pero otras producen jugadores leñeros, como si fuesen oncogenes, o bien equipos con genética de “fair-play” inglés. Otras veces llegan de repente, como un cataclismo: un árbitro sanciona una pena máxima –un fusilamiento al decir de Camus-, o un fuera de juego, o una picardía latina -como la de Hans, nuestro delantero, un artista de la pantomima- que cambia el rumbo del partido. Las sustituciones de jugadores, los lances del juego, o el ambiente de los “hooligans”, en fin, de la epigenética, dibujan nuevos equipos, escudos, nuevas formas, nuevos fenotipos.
Un último mecanismo de evolución es el flujo génico. Los jugadores del medio rural suelen emigrar, o bien nuevos jugadores urbanos colonizan los equipos rurales encontrando nuevos nichos ecológicos donde practicar este deporte. En este último campeonato fútbol de la Diputación Provincial de Burgos se exige un cincuenta por ciento de jugadores locales. Hete aquí la mano del hombre, la de la selección artificial.
Y como consecuencia de estos cuatro mecanismos llegamos a la selección natural de fútbol: un equipo adaptado donde se reproducen los jugadores con las características más favorables. Una selección natural que conduce a equipos deportivos o marrulleros. Futbolistas nacen más que los que pueden sobrevivir en los equipos pues compiten por los recursos y, como el fútbol no es democrático y somos veinticinco, nos vemos obligados a las convocatorias para que todos jueguen partidos. Con el paso del tiempo los equipos cambian, pero todos descienden de una rama del árbol común. Y por eso algunos equipos, como el C.D. Quintanilla del Agua, llevan el árbol en el escudo. La evolución continúa: jugadores como guerreros de una tribu que son capaces de ganarle al equipo del pueblo de al lado y equipos capaces de sobrevivir al paso del tiempo. Digo de la temporada.
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martes, 1 de octubre de 2013
EL FINAL DEL VERANO LLEGÓ...

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jueves, 13 de diciembre de 2012
LA DERIVA
Amigos,
Sabíamos que Burgos ostenta el distintivo de Ciudad de la Ciencia. Sí, pero no hasta el punto de que las acémilas vayan a la Universidad. La foto del Diario de Burgos muestra a los dos noveles universitarios en la Facultad de Ciencias. No los tengo en mi clase, pero una postura inteligente sí han adoptado: pastar el mejor alimento, el conocimiento.
Lo que tampoco sabíamos es que ahora se habla del sexto continente: el de Internet, el de la Globalización. Pero hablemos de continentes y de otra deriva.
La "teoría de la deriva” es la que nos explicó Joseph María Parés, científico del CENIEH, el pasado 15 de noviembre. El motivo: este año se cumple el centenario de esta teoría de A. Wegener (Berlín, 1880 – Groenlandia, 1930) por la que se explicaba el origen de los continentes y océanos. Hoy se conoce como la teoría de la “Tectónica de Placas”, que preconiza desplazamientos de los continentes a razón de entre 6-10 cm./año. La corteza terrestre se desplazaría, imperceptiblemente, sobre el manto terrestre (sólidos de distinta viscosidad). Las rocas fluirían, por diferente viscosidad, movidas por la convección de calor procedente del centro de la Tierra.
En definitiva, Pangea era el Supercontinente único que, hace 300 millones de años, flotaba por la superficie del planeta hasta que estas fuerzas lo resquebrajaron. Ahí tenemos los testimonios fósiles, climáticos y geológicos de la antigua unión del cuerno de África con América del Sur. Y hete que, por entonces, Burgos gozaba de un clima tropical, pero nos hemos ido desplazando a latitudes nórdicas. No me extraña que Leo Harlem diga ahora que Burgos es la única ciudad donde las estatuas llevan bufanda y se les hielan los mocos. Pero nos queda un consuelo. Nos hemos alejado de zonas inestables y puntos calientes (zonas de choque con terremotos y volcanes) y hemos tornado aquella voluptuosidad del calor por este otro sosiego del frio.
jueves, 14 de junio de 2012
LOS CINCO DEDOS DE LA EVOLUCIÓN


La evolución es el cambio en el conjunto de genes de una especie o población; el cambio en su acervo genético. Todos los seres vivos evolucionan constantemente y sin dirección hacia progreso alguno, pues no existe el diseño perfecto, debido a los cambios ambientales. La idea, humilde, nos permite prescindir de la metáfora de un cuerpo diseñado por un ingeniero o Dios Hacedor. Veamos cómo se produce este cambio… Según el Neodarwinismo (teoría sintética) los cambios en las estructuras y en los organismos, incluso en las especies, se producirían por una “lluvia fina” a través del tiempo: la microevolución, de la que la selección natural es solo uno de cinco mecanismos responsables de dichos cambios. Algunos hablan de macroevolución para hablar de cambios en las especies (especiación) para referirse a la idea de Darwin de que todos los seres tenemos un antecesor común. ¡Vámos!, que todos los seres tenemos un pariente primitivo, un tronco común en el árbol de la vida. Pero, de cualquier manera, la macroevolución no sería otra cosa que microevolución; el mecanismo, el cómo, sería el mismo a nivel molecular (ADN). Por ejemplo, los Tetrápodos (cuatro extremidades) pertenecen al Reino animal y Philum de los cordados. Son animales como Aves, Anfibios, Reptiles y Mamíferos que presentan Homología (un mismo origen en el árbol de la vida), es decir huesos con dedos en las extremidades pero con distintas funciones: patas y dedos en los reptiles y anfibios, alas en los murciélagos (mamíferos) o aletas en los pingüinos (aves).
Y… ¿Cómo explicar la microevolución, esa sutileza que conduce a la variabilidad de la vida, al cambio en el acervo genético de las poblaciones?. Una forma original de explicar los cincos mecanismos es mediante la analogía de la mano: “Los cinco dedos de la evolución”, original del profesor de biología Paul Anderson:
- El dedo meñique: representaría a las poblaciones pequeñas, aisladas. Imaginemos un buque con 20 personas que naufraga en una isla. La mitad de las personas son pelirrojas, por lo que el acervo genético de esa población será de un 50% para ese carácter. Si por una epidemia u otra causa mueren cinco pelirrojos, ahora la prevalencia de ese carácter será de 5/15 (33%). Como una especie se define por la capacidad de reproducirse entre sus miembros, pequeños cambios en poblaciones aisladas pueden originar nuevas especies.
- El dedo anular significará la pareja, el sexo como una forma de barajar genético. El azar influye en la meiosis y en los genes a transmitir. Es la deriva genética que puede aumentar genes en la población. Si en nuestra población ficticia de pelirrojos no se emparejara ninguno acabarían desapareciendo.
- El dedo medio simbolizará las mutaciones, que añaden genes a la población y variabilidad. Los humanos tenemos versiones diferentes de un gen (dos alelos, uno de madre y otro de padre). Son los llamados polimorfismos, muy frecuentes en insectos y peces. Si aparece una mutación nueva, por ejemplo un nuevo color de pelo, cambiaría el acervo genético de la población.
- El dedo índice significará el movimiento, las migraciones, el flujo de genes. Si emigran pelirrojos, si se van, cambiará el acervo genético de la población.
- El pulgar, por último, simbolizará el mecanismo de la “selección natural”, único mecanismo que es adaptativo. Es un efecto, más que una causa, por la que los individuos mejor adaptados tienen más éxito reproductivo. Por ejemplo, la Biston betularia, la polilla inglesa del abedul que muestro en la foto, cambió el color de sus alas de blancas a negras para mimetizarse y ocultarse de los pájaros. Ocurrió en el periodo desde 1850 a 1900 debido al hollín de la industria, que ennegreció los abedules. El mismo pulgar es un efecto de la selección natural.
La selección sexual es una forma particular de selección natural: el pavo real exhibe sus buenos genes con plumas brillantes (para reivindicarse libres de parásitos) y con numerosos ocelos, en clara ostentación de poderío y éxito reproductivo. Todo aún a costa de arriesgar su supervivencia haciéndose presente a los depredadores. Es el llamado “pleitropismo antagónico” o maximización reproductiva.
Existen buenas adaptaciones como la del pelirrojo que vive en latitudes altas para así captar mejor la vitamina D o la de la piel negra en el ecuador para protegerse de las radiaciones ultravioleta. También se conservan caracteres heterocigotos, como la anemia de células falciformes, que a pesar de ser mala hemoglobina protege del paludismo. Otra ventaja heterocigótica que se mantiene es la defensa frente a enfermedades intestinales en la fibrosis quística (FC).Cuando los cambios ambientales o culturales son favorables, como la disponibilidad de la leche del ganado en el neolítico -cuando aparecieron antígenos nuevos como la leche, el huevo y el gluten-, el hombre evolucionó hacia la tolerancia a la lactosa.
Pero también existen malas adaptaciones como: la celiaquía, que es una enfermedad autoinmune por intolerancia al gluten de cereales como el trigo, cebada, el centeno y la avena. El brazo corto del cromosoma 6 presenta un marcador DQ2 presente en el 30% de la población pero en el 95% de los celiacos. Otra maladaptación es el llamado genotipo ahorrador o “thrifty”, útil en periodos de hambruna pero perjudicial y facilitador de la obesidad actualmente. También la co-evolución entre gérmenes patógenos y humanos hace que ante un ambiente hostil para los gérmenes, como es la presencia de antibióticos, debido a su ventaja reproductora los patógenos se adaptarán y aparecerán las resistencias a los antibióticos con la inevitable guerra armamentística. Esta misma coevolución sustentaría la hipótesis de la Higiene como responsable del incremento de las alergias debido a una falta de regulación de la respuesta Th2 ante la falta de estímulo de los parásitos frecuentes en otras épocas.
Amigos, esto ha sido todo... Hemos visto una nueva forma de entender la medicina, el diagnóstico, la patogenia y el tratamiento. Una nueva forma de entender la enfermedad humana como adaptación o desadaptación y como ya explicó el patólogo español Dr. Roberto Novoa Santos (1885-1933) en su "Patología General". Un saludo a la evolución.
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viernes, 8 de junio de 2012
DIVULGACIÓN CIENTÍFICA. UNA TARDE “AMAZING”



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jueves, 19 de abril de 2012
BELLEZA Y CREATIVIDAD EN EL ARLANZA. EL ARAGONITO
El pasado domingo 15 de abril visité junto a mis hijos las formaciones rocosas que están junto a la “Laguna”, en la carretera de Tordueles, un bello rincón entre sabinas y viñas que solía frecuentar por Navidad - para adornar el Belén con musgo y piedras-. Esta vez fuimos a buscar las piedras preciosas que cuelgan de aquellas oquedades (dejo unas fotos de la mucosa de la boca y el diente) que, como cuévanos, miran al río. Y es verdad que las rocas parecen dientes refulgentes que lucen entre las fauces pues, en realidad, estas joyas son verdaderos esmaltes de carbonato cálcico (CaCO3). Las cuevas a veces se visten de domingo y lucen aragonito, otras se visten de diario y lucen calcita. El nombre de aragonito procede de Molina de Aragón (Guadalajara) y los mineros lo llamaban la "flor de hierro". Pero esta mucosa de calcio –espeleotemas- ha sido esculpida por el agua dejando señales acuñadas en rocas y relieves que nos permiten comprender la belleza y los caprichos de las formas. El agua de lluvia se carga de anhídrido carbónico (CO2) y disuelve la roca caliza agrandando estas fisuras y oquedades.
En Quintanilla del Agua existen fósiles marinos desde el periodo Triásico (200 millones de años), después de la escisión del unico Continente Pangea, pero será desde el Cretácico - entre 145 y 65 millones de años, cuando los dinosaurios- cuando el agua esculpa nuestra historia en el valle (el material para construir las ermitas, los escudos y los capiteles). Aunque no es unicamente la geología quien crea la belleza. O quizá si pues la máxima expresión de la creatividad en la naturaleza está encarnada en el hombre. Así, es la geología –como intuyó Charles Lyell influyendo en las ideas de Darwin - el cambio en el medio, quien obliga a cambiar y evolucionar a los seres vivos. Y es ahora cuando el hombre exhibe la creatividad como herramienta de conocimiento para explorar y esculpir nuevos horizontes.
El hombre posee esa capacidad simbólica (el lenguaje, el arte, el rito…), la capacidad tecnológica (fabrica herramientas), la capacidad de aprender y la conciencia individual y social. Y aunque los animales también poseen capacidad simbólica (se comunican por sonidos, cánticos, se adornan…), y, asimismo, fabrican herramientas (chimpancés cazan termitas con palos y el Corvus moneduloides en Oceanía dobla alambres para procurarse alimento entre las grietas) e incluso aprenden, es la creatividad paradigma del hombre.
Hasta el s.XIX el arte significó “técnica”, artesanía, mas vinculada a la estética, a la contemplación de los cánones de belleza, de lo sublime. No será hasta las vanguardias cuando el artista adquiera la capacidad de innovar, de crear, de participar activamente en la creación de una nueva imagen del mundo que nos rodea. Hoy se habla de las bases biológicas de esa capacidad que saca partido al funcionamiento de nuestro sistema visual.
¿Qué necesita el hombre para usar la creatividad como forma de conocimiento?
Pues motivación, persevarancia, flexibilidad mental (tener siempre abiertos los problemas esperando la inspiración que los anglosajones dicen llega con las tres “b” (bed, bath and bus) –en la cama, en el baño y en elos viajes- y mediante el pensamiento analógico –percibir igual lo diferente- Este tipo de pensamiento es muy útil para la divulgación porque ¿Qué mejor manera de explicar el átomo que con el sistema solar? ¿Y el ADN como molécula en forma de escalera de caracol y pasamanos de azúcar?
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lunes, 20 de febrero de 2012
BIRD WATCHING. JUANTXU: LAS AVES, EL COLOR DE SUS VIDAS

El pasado sábado 11 de febrero asistí en Burgos a la exposición “Las aves, el color de sus vidas” guiada por el autor, el profesor mirandés, licenciado en Bellas Artes, Juan Antonio García Pérez (Juantxu). Un viaje por el fascinante mundo de la ornitología que el naturalista cultiva mediante la fotografía con telescopio (digiscoping). Me acompañaron mis sobrinos Israel y Darío Yáñez, entusiastas aficionados a observar, contar –en sentido literal y en sus blogs- y fotografiar aves. En Quintanilla del Agua no somos pocos quienes nos consideramos apasionados de la naturaleza – Lolo Mata, Ángel Velasco, Fernando Román, Javier Santamaría… -, quizá imbuidos de aquel espíritu que nos transmitió el amigo Félix Rodríguez de la Fuente, o bien por las enseñanzas -también sobre el mundo de las aves- de quien fue nuestro maestro Don Daniel Sadornil (D.E.P.), o bien por esos parajes y ecosistemas que disfrutamos en el Arlanza.
Los pajareros únicamente necesitan ojos, oídos y cerebro para observar aves (birding), pero esta artística afición no está lejos de la ciencia ya que en cualquier estudio observacional siempre subyace una intencionalidad analítica. Y no son sólo unos nostálgicos y románticos de la biodiversidad y la protección de la naturaleza, sino que esta afición supone, además, una oportunidad para la ciencia popular, para involucrarse en proyectos como “BirdWorld”, de la Royal Society for the Protection of Birds, (www. rspb.org.uk), que cuenta con más de un millón de miembros Y que les permite participar en proyectos científicos de la naturaleza.
Aunque para nostalgia de pájaros las imágenes que guardo en la dulcedumbre memoria de mi infancia. Recuerdo al “tío Pajarero”, aquel hombre menudo, de tez lechosa, que veraneaba junto al bar Plácido-en la carretera- ataviado de un traje de lino blanquecino y sombrero Panamá a juego. A los chicos del pueblo aquel veraneante nos parecía otra ave exótica más entre aquellas que estaban de paso, como una golondrina trajeada entregada a su tarea diaria: ir a la Fuente de Vallidiez a cazar con liga los sietecolores, los colorines (como se conocen en Burgos los jilgueros). O qué decir de otra imagen, en sepia, de aquellas tardes en bicicleta, con mi primo Luis (D.E.P.), a la búsqueda y captura de nuestro ave del paraíso –el abejaruco- en los taludes del río Arlanza. O aquella otra, ahora en blanco y negro, de una tarde de domingo –íbamos por Jalón “el mellizo”, “el colorín”. Javier Santamaría y yo- en la que pude presenciar una pelea fantástica: dos parientes, un lagarto y una picaza, se disputaban encarnizadamente la rama de un árbol.
Sí, he dicho bien, parientes. ¿Acaso las aves no son otra cosa que reptiles o dinosaurios con alas? Fijémonos en las escamas de las patas de las gallinas, o en que ambas especies depositan huevos, o en las membranas nictitantes de los ojos –muy grandes a expensas del olfato-, o en que los glóbulos rojos de ambas especies contienen núcleo.
Y… ¿qué decir de las plumas? Pues que evolucionaron a partir de escamas y que su función originaria era la de dar calor antes que volar –nuevas estructuras suelen emerger de viejos genes-. Y la forma y el color de las mismas permiten el comportamiento social y sexual de las aves adquiriendo las funciones de cortejo y camuflaje (esas señales o semántica de los colores brillantes). Las aves presentan unos conos especiales en la retina que les permiten percibir desde colores infrarrojos (de longitud de onda hasta el mm, o radiaciones calóricas como las que emiten los mamíferos según su temperatura), hasta percibir radiaciones ultravioleta o luz negra (de longitud de onda de unos cientos de átomos que se hacen visibles con ciertos materiales como orina o sangre).
Con las explicaciones de Juantxu revivimos todas estas estrategias de supervivencia de las aves. Una tarde para la consiliencia entre la ciencia y el arte.
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jueves, 29 de diciembre de 2011
EL PADRE TIMOTEO ORTEGA MERINO Y LA RESISTENCIA A LA INSULINA
Gracias al Padre Lorenzo Maté, bibliotecario de Silos, he recibido información de un monje primo de mi abuelo: se trata del padre Timoteo Ortega Merino, maestro de hermanos en el convento de Santo Domingo de Silos, quien destacó por su elocuencia y cultura.
Según figura en su necrológica había nacido en Quintanilla del Agua el 24-1-1880 y falleció en el Monasterio de Silos el 11 de enero de 1958. Llegó al Monasterio como oblato en 1894, hizo sus votos en 20-01-1900 y se ordenó sacerdote el 25-11-1906. Desempeñó los cargos de sacristán y ayudante de mayordomía. En 1916 le enviaron a la Fundación de Ntra. Sra. de Montserrat de Madrid. En 1920 le trasladó la obediencia a San juan de Dios de México, donde se distinguió por su celo apostólico. Debido a la persecución del nefasto presidente Calles, regresó a la casa madre en 1926, donde pasó el resto de su vida ocupando los cargos de: sacristán, tesorero, maestro de hermanos y Subprior. Además explicó a los escolásticos con elocuencia y cultura Sagrada Escritura, Teología, Historia Eclesiástica, Patrología y Derecho Canónico. Era muy conocido y estimado en los pueblos por sus ministerios apostólicos y en la parroquia de Silos fue catequista, director de los oblatos seglares y de la Cofradía de Ánimas. De su producción literaria y cultural ha dejado varias obras en "Año predicable". Amantísimo de la Orden y buen conocedor de su historia tradujo (del Latín) las obras de Santa Gertrudis y Santa Mectildis; además numerosos artículos en el Boletín de Silos y en la "Revista Eclesiástica". Era un hombre bondadoso, de gran corazón y piadoso y observante en asistir a los oficios de coro hasta la última enfermedad: la diabetes, que al agravarse le llevó al sepulcro.
¿Y qué tiene que ver la Regla de San Benito -la escasez y moderación-, con la diabetes?
Pues que los conocimientos sobre evolución nos pueden ayudar a entender la fisiopatología humana.¿Por qué digo esto?
Porque otra teoría que se abordó en aquel seminario sobre Dieta y Evolución Humana del pasado noviembre de 2010, en el CENIEH de Burgos, fue la "resistencia a la insulina como estrategia ante la escasez". Wilfredo Ricart explicó esa estrategia con una sentencia: "somos menos soldado (músculo) y mas diplomáticos". Para la supervivencia de la especie era mejor tener menor número de descendientes (con mas comida y menos competencia) y más probabilidad de supervivencia, que tener mas descendencia con menor probabilidad de supervivencia. De hecho, la resistencia a la insulina coevolucionó con el sistema inmune (preadipocitos se diferencian en macrófagos) como estrategia frente a las infecciones. Esta estrategia sería una desventaja en la actualidad.
Watve y Yajnik hipotetizaron en 2007 que la resistencia a la insulina ofrece un beneficio frente a la escasez y las infecciones. Así el cerebro (que consume un 25% de los requerimientos energéticos diarios) y el feto asegurarían la supervivencia (hombre diplomático) frente a, o en detrimento del consumo energético periférico o muscular (hombre soldado).
Sin duda el padre Timoteo Ortega, además de elocuencia y cultura, seguramente era portador del "genotipo ahorrador", de la "resistencia a la insulina o sindrome metabólico" y de polimorfismos del gen"clock"(circadian locomotor output cycles kaput), esos relojes circadianos internos que sincronizan nuestra fisiología con el ambiente. Hoy se conoce que a mas horas de sueño mejor o mas bajo es el Indice de Masa Corporal o, de otra manera, que menos horas de sueño se asocian a obesidad.
El Padre Timoteo Ortega era de mi familia (hijo de Jacinto Ortega, tuvo tres hermanos: Senorina, Román y Valentín) la que llaman los "Trasnochas" u "hombres buho", aquellos que no encuentran la hora de ir a dormir y velan por la comunidad. No sabemos el esfuerzo que necesitó este monje cenobita para seguir la regla de San Benito , pero sí sabemos que como ayudante de mayordomo debió ser sensato, maduro de costumbres, sobrio y no glotón, ni altivo, ni derrochador, sino temeroso de Dios y "como un padre para la comunidad".
jueves, 24 de noviembre de 2011
LYNN MARGULIS ESTUVO EN BURGOS EN 2008

En la sociedad americana existe ambivalencia respecto a los científicos y el conocimiento. En España no: directamente se ignora al científico y sufrimos aquella insidia de "todo es cuestión de opinión y la mia también cuenta". Vamos, una especie de versiones entre la intelectual Lisa Simpson y el relativista Bart Simpson.
Hoy vamos a invocar la autoridad de una científica estadounidense que acaba de fallecer:se trata de Lynn Margulis (1938-2011). Catedrática de Biología por la Universidad de Massachusetts, en 1999 fue Medalla Nacional de la Ciencia. La bióloga estuvo casada con el físico y divulgador Carl Sagan, autor de la famosa serie Cosmos.
Lynn Margulis estuvo en Burgos el 30 de octubre de 2008, en el XVIII ciclo de Divulgación Científica de Caja Burgos. Aún recuerdo la expectación de la gente aquella tarde en la Casa del Cordón lo que me obligó a seguir la conferencia en una sala anexa.
Una idea central de la biología moderna es que existe un único ancestro común a todos los seres vivos. Pues bien, Lynn Margulis es la autora y nos ha legado la teoría evolutiva de la SIMBIOSIS. Ella nos confesó que la idea original de la simbiosis ya estaba en el naturalista ruso Konstantin Mereznkvsky (1855-1921).
Y... ¿Qué es la teoría de la SIMBIOSIS?
Pues nos vino a decir aquella tarde que las bacterias eran las maquinas biológicas mas eficientes, los organismos mas variables y evolucionados. Vamos, que la evolución estaba mas en las interacciones de estos organismos que en el genoma. Su teoría nos asegura que la unión de tres bacterias procariotas primitivas, sin membrana celular (una Espiroqueta que aportaría el ADN, una Mitocondria que haría de batería y una Thermoplasma) se fusionarían en simbiosis originando una célula eucariota, de la que procederían todos los seres unicelulares y pluricelulares, hongos, plantas y animales. Lynn criticó las mutaciones como motor de la evolución.
Pero como es lícito en ciencia recurrir al escepticismo recordamos que la teoría evolutiva vigente en la actualidad es el neodarwinismo o Teoría sintética de la evolución, aquella que explica la aparición de nuevas especies mediante la selección natural, el patrimonio genético -mediante el que variaciones contínuas se explicarían por la presencia de alelos discretos-, por los cambios genéticos o "deriva" y por las mutaciones.
Qué mejor despedida de la científica que ese trasfondo tan socrático que nos dejó en la foto: "sabemos tan poco..."
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lunes, 7 de febrero de 2011
ORANGUTANES. ¿A UN PASO?


El pasado 2 de febrero de 2011 acudí al Museo de la Evolución Humana de Burgos (MEH) a una conferencia del Catedrático de Genética de la Universidad Pompeu Fabra D. Arcadi Navarro. El título "Orangutanes y Humanos ¿Solo a un paso?". El profesor ha coordinado un trabajo, formando parte de un consorcio internacional, que ha secuenciado el genoma de una orangután hembra (Susie, en la foto). Pongo pygmaeus, ORANG-UTAN, el hombre de los bosques, natural de Asia, es un ancestro común del ser humano -junto con chimpancés y gorilas- de hace unos 12 millones de años.
El trabajo, que ha sido portada de Nature el pasado 27 de enero, revela que, en lo que podemos comparar los genomas, nos separan unas diferencias del 3%, unos 90Mb de polimorfismos de un solo nucleótido (SNP).
Se sabe que los orangutanes tienen genes estables relacionados con los lípidos, que no padecen Alzheimer etc... y, aunque es mucho lo que no sabemos, estos descubrimientos de biología molecular nos permitirán escudriñar en esa pregunta recurrente sobre ¿Por qué somos como somos?
Disertó sobre el ADN -molécula que controla la química de la vida-, sobre un genoma compuesto por unos 30.000 genes, con 3 mil millones de letras en 23 pares de cromosomas. De los 30.000 genes, solamente el 1,5% codifican proteinas.
Si nos comparamos dos seres humanos nos diferenciaremos en el 0,1%, es decir, en el 1 por mil de nuestros genes. Si tenemos 3 mil millones de letras (3Gb), dos humanos nos diferenciaremos en 3 millones de letras (3Mb) que explicarían por qué unos son celíacos, otros intolerantes a la lactosa, otros obesos, otros trasnochas, otros tras una infección por virus herpes pueden padecer un Linfoma etc...
Por cuantificar las diferencias -entendidas éstas en lo que podemos compararnos- nos diferenciamos de los orangutanes en 90 millones de letras, y de otro humano en 3 millones de letras.
jueves, 18 de febrero de 2010
¡QUÉ LECHE!

Aunque la ciencia es cada vez más determinante en la vida de los ciudadanos, los medios -sean éstos audiovisuales o escritos- no favorecen su difusión. Por esta razón se nos exige a los científicos el deber de comunicar los conocimientos e imbuir de pensamiento científico a la sociedad - si de verdad se quiere que la ciencia forme parte de la cultura.
Además, escribir un libro, mantener este blog, o colaborar con la prensa no puntúa en mi carrera profesional (si ya no cuentan las actividades que realizo, ni la investigación, ni la docencia... ¡cómo va a puntuar la divulgación!).
Entonces...¿Por qué persevero en el ejercicio?
Pues por dos razones: la primera porque siento que la divulgación forma parte de mi trabajo y, la segunda, porque la labor me sirve para aprender a organizar mis propias ideas.
Dicho ha quedado que no es tarea fácil comunicar la ciencia, pero ¡Qué leche!, si prestan atención les contaré -como si fuera a mis padres- una noticia aparecida ayer en la prensa: "El Grupo Leche Pascual lanza al mercado una leche sin lactosa". En principio la noticia no parece muy "natural" porque abomina la leche de su etimología "lacteum", y porque la naturaleza provee a los enterocitos de los mamíferos una enzima, lactasa, para digerir la leche. Sería un drama nacer sin ella, pues es imprescindible para romper el enlace del disacárido lactosa -glucosa+galactosa-de la leche materna. Pero esto es lo que tienen los alimentos funcionales: que aunque es cierto que es dificil discernir entre lo natural y lo artificial, la nueva leche hará las delicias de, al menos, un 20% de burgaleses que son intolerantes a la lactosa (en el sur de España hasta el 40%). Es decir, el 80% de burgaleses toleramos la lactosa (si toleramos el frío, ¡cómo no vamos a tolerar la lactosa!). Pero esa tolerancia...¿es fruto del gen o de la cultura? ¿Existe un gen de la tolerancia de la lactosa?
Que sí que existe. Que radica en el cromosoma 2, y parece que es un ejemplo de relación entre genes y cultura. Normalmente la producción de lactasa disminuye, hasta desaparecer, con la edad adulta pero, en pueblos ganaderos del centro de Europa, hace unos 7.000 años, la presión selectiva favoreció la adaptación al entorno -consumir la leche de sus rebaños- mediante selección natural de este gen. Por este motivo, las poblaciones de los paises del centro de Europa, los llamados de la cultura "LinearbandKeramik" (cerámica de bandas) y algunas tribus africanas ganaderas, como los watutsi, se hicieron tolerantes a la lactosa.
La intolerancia a la lactosa ocasiona síntomas como gases y toxinas producidas por bacterias intestinales del intestino grueso. Actualmente, este problema se ve exacerbado porque muchos alimentos y bebidas también contienen lactosa.
domingo, 15 de noviembre de 2009
LENGUAJE DE LOS GENES DEL LENGUAJE


Aristóteles dijo que el hombre es un "animal lingüístico" pues el lenguaje explicita la moral. El lenguaje es el cemento de la vida social del hombre ya que permite transmitir pensamientos y sentimientos, facilitando, de esta forma, el trabajo y el recreo. Es verdad que hay otros seres sociales, pero no han desarrollado esta capacidad. Los chimpancés poseen lenguaje gestual, de signos, con su propia sintaxis, pero está consensuado que Homo heildelbergensis, hace 120.000 años, fue la primera especie con capacidad para hablar, una ventaja adaptativa que hacía mas eficaces a sus miembros.
¿Existe base genética para esta singularidad humana? Si existe, ese Ministerio de Cultura de la comunidad de células, que constituye el hombre, debe radicar en el cromosoma 7. De la misma forma, en otra entrada hablaremos del Ministerio de Defensa, localizado en el cromosoma 6. Veamos...
Charles Darwin, en "The Descent of Man" (1871), decía que la formación de diferentes lenguas y diferentes especies es, curiosamente, la misma. Las diferentes lenguas presentan homologías debido a la comunidad de descendientes. Las lenguas, como las especies, cuando se extinguen no reaparecen - se enfatiza en el clásico Evolution, de Colin Paterson-. La idea del lenguaje como algo innato se debe no a un epistemólogo o a un biólogo evolutivo, sino al lingüista A. Noam Chomsky, del Instituto Tecnológico de Massachusetts, autor de la gramática generativa, quien supuso que los niños vienen al mundo con el "órgano del lenguaje", en fin, con unas estructuras neuronales apropiadas para aprender un idioma. (Un niño chino criado en España, sin saber reglas de sintaxis, aprende español). Aunque Chomsky asestó un duro golpe a los conductistas - que defendían que el lenguaje se aprendía, que no era innato sino que formaba parte de esa evolución cultural rápida, la liebre Lamarckiana- lo cierto es que su teoría no encajaba bien con el gradualismo o tortuga Darwiniana. El llamado efecto Baldwin viene a conciliar ambas posturas enfrentadas. Viene a decir que lo aprendido no es tan diferente de lo innato (aunque nos cueste entender que el esfuerzo de enseñar a un niño a atarse los cordones de los zapatos pueda pasar del cerebro a sus celulas sexuales (gametos) y desde allí hasta los genes en el cigoto, en otro individuo).
Pero el cerebro de los humanos inventa problemas o nuevos escenarios al que los genes deben enfrentarse mediante la selección natural. Así, en el cortex primitivo de los primates, según Edelman, estarían ya unos "conceptos abstractos" anteriores a la aparición del lenguaje, imágenes visuales a velocidad de seis por segundo que constituirían la consciencia primaria. Posteriormente, la palabra se seleccionaría por permitir ensamblar cadenas de pensamiento, en fin, lenguaje para comunicar y pensar. Esta ventaja adaptativa se orientaría a resolver problemas, o bien a transmitir la cada vez más numerosa información de madre a hijo en ese largo proceso de maduración y desarrollo cerebral.
Nos dice Javier Sampedro que el éxito biológico y cultural del hombre se basa en el conocimiento abstracto del medio, en predecir, en reconocer regularidades en un mundo aparentemente caótico.
Por otra parte, para conocer el lenguaje de los genes lo que mas nos ayudó fue, también paradójicamente, una imagen: la de aquella doble hélice de Watson y Crick. Y para conocer los genes del lenguaje sabemos que un gen, el FOXP2, en el cromosoma 7, es responsable de dispraxias verbales (déficits de procesamiento del habla) relacionadas con movimientos orales finos. Aún nos queda un camino por comprender la maduración del cerebro y la relación entre moléculas que produce ese gen y el ambiente (Pérez-Jurado LA, 2005).
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