jueves, 29 de diciembre de 2011

EL PADRE TIMOTEO ORTEGA MERINO Y LA RESISTENCIA A LA INSULINA



Gracias al Padre Lorenzo Maté, bibliotecario de Silos, he recibido información de un monje primo de mi abuelo: se trata del padre Timoteo Ortega Merino, maestro de hermanos en el convento de Santo Domingo de Silos, quien destacó por su elocuencia y cultura.
Según figura en su necrológica había nacido en Quintanilla del Agua el 24-1-1880 y falleció en el Monasterio de Silos el 11 de enero de 1958. Llegó al Monasterio como oblato en 1894, hizo sus votos en 20-01-1900 y se ordenó sacerdote el 25-11-1906. Desempeñó los cargos de sacristán y ayudante de mayordomía. En 1916 le enviaron a la Fundación de Ntra. Sra. de Montserrat de Madrid. En 1920 le trasladó la obediencia a San juan de Dios de México, donde se distinguió por su celo apostólico. Debido a la persecución del nefasto presidente Calles, regresó a la casa madre en 1926, donde pasó el resto de su vida ocupando los cargos de: sacristán, tesorero, maestro de hermanos y Subprior. Además explicó a los escolásticos con elocuencia y cultura Sagrada Escritura, Teología, Historia Eclesiástica, Patrología y Derecho Canónico. Era muy conocido y estimado en los pueblos por sus ministerios apostólicos y en la parroquia de Silos fue catequista, director de los oblatos seglares y de la Cofradía de Ánimas. De su producción literaria y cultural ha dejado varias obras en "Año predicable". Amantísimo de la Orden y buen conocedor de su historia tradujo (del Latín) las obras de Santa Gertrudis y Santa Mectildis; además numerosos artículos en el Boletín de Silos y en la "Revista Eclesiástica". Era un hombre bondadoso, de gran corazón y piadoso y observante en asistir a los oficios de coro hasta la última enfermedad: la diabetes, que al agravarse le llevó al sepulcro.

¿Y qué tiene que ver la Regla de San Benito -la escasez y moderación-, con la diabetes?

Pues que los conocimientos sobre evolución nos pueden ayudar a entender la fisiopatología humana.¿Por qué digo esto?

Porque otra teoría que se abordó en aquel seminario sobre Dieta y Evolución Humana del pasado noviembre de 2010, en el CENIEH de Burgos, fue la "resistencia a la insulina como estrategia ante la escasez". Wilfredo Ricart explicó esa estrategia con una sentencia: "somos menos soldado (músculo) y mas diplomáticos". Para la supervivencia de la especie era mejor tener menor número de descendientes (con mas comida y menos competencia) y más probabilidad de supervivencia, que tener mas descendencia con menor probabilidad de supervivencia. De hecho, la resistencia a la insulina coevolucionó con el sistema inmune (preadipocitos se diferencian en macrófagos) como estrategia frente a las infecciones. Esta estrategia sería una desventaja en la actualidad.
Watve y Yajnik hipotetizaron en 2007 que la resistencia a la insulina ofrece un beneficio frente a la escasez y las infecciones. Así el cerebro (que consume un 25% de los requerimientos energéticos diarios) y el feto asegurarían la supervivencia (hombre diplomático) frente a, o en detrimento del consumo energético periférico o muscular (hombre soldado).
Sin duda el padre Timoteo Ortega, además de elocuencia y cultura, seguramente era portador del "genotipo ahorrador", de la "resistencia a la insulina o sindrome metabólico" y de polimorfismos del gen"clock"(circadian locomotor output cycles kaput), esos relojes circadianos internos que sincronizan nuestra fisiología con el ambiente. Hoy se conoce que a mas horas de sueño mejor o mas bajo es el Indice de Masa Corporal o, de otra manera, que menos horas de sueño se asocian a obesidad.
El Padre Timoteo Ortega era de mi familia (hijo de Jacinto Ortega, tuvo tres hermanos: Senorina, Román y Valentín) la que llaman los "Trasnochas" u "hombres buho", aquellos que no encuentran la hora de ir a dormir y velan por la comunidad. No sabemos el esfuerzo que necesitó este monje cenobita para seguir la regla de San Benito , pero sí sabemos que como ayudante de mayordomo debió ser sensato, maduro de costumbres, sobrio y no glotón, ni altivo, ni derrochador, sino temeroso de Dios y "como un padre para la comunidad".

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