domingo, 29 de diciembre de 2013

BREVE ANATOMÍA HUMANA EN NAVIDAD

A un seminarista le preguntaron en el exámen ¿Qué es el hombre? Él respondió: "un animal"... Y, tras pensar un poco, agregó: "pero... racional". Los instruidos examinadores convinieron solo con la segunda mitad de la respuesta... Así comienza un cuento de Chéjov que estoy leyendo estas navidades. Sigue con..."la cabeza la tiene cada uno, pero no cada uno la necesita. ¿Y la lengua? Siguiendo a Cicerón nos dice que es la enemiga del hombre y la amiga del diablo y de las mujeres... El discurso sobre el cuerpo del hombre y su naturaleza ha sido objeto de todo tipo de analogías:los zoomorfos pueblan las iglesias románicas, gárgolas las góticas, con el Renacimiento hasta la arquitectura se humaniza. Luis Lobera representará el cuerpo como un alcazar, con ojos como atalayas, la boca como un molino y la lengua como una vieja. Y como yo soy un alegre melancólico, que diría un chejoviano -valga el oximorón-, amo la vida y huyo de todo subjetivismo. El cuento viene al caso porque leí, este día de Nochebuena, que un miembro de un grupo defensor de los animales había denunciado al Ayuntamiento de Burgos por montar un Belén viviente. ¡Vaya, como en mi pueblo, que ya va para 20 años que lo venimos celebrando! -me dije-. El asunto trata del maltrato al que se somete al burro, a los corderos y a unas gallinas, todos figurantes en el Portal, pues se les denigra a un papel decorativo (sic). Y como soy médico, iniciado en el secreto del pecado humano, estoy convencido de que no hay literatura que supere el cinismo de la vida real. Y es que en este siglo vamos a afrontar retos que no van a solucionarse con clichés ni con ideologías: el futuro está abierto -nos dice Popper- y tenemos la responsabilidad de hacerlo mejor con libertad y con ciencia. No será con una actitud pánfila como resolvamos los problemas, ni con utopismo vácuo ni falacias naturales, ni con progresismo -esa ideología panfletaria e ilustrada del romanticismo que nos piensa llevar a hacia un progreso humanista, ni con la falacia de la autoridad, ni con la idea fuerza de la igualdad -será igualdad de oportunidades, no de sexos, de cuotas o de derechos de los animales...-, ni con la democracia sagrada, ni con la cultura como teología secular, ni con un modelo platónico del mundo que tropieza en la falacia narrativa, aquella que no quiere ver cisnes negros entre quienes nos describen la realidad. Así que no sé qué es peor: que el asunto vaya contra el Belén por un fanatismo indocto -¡burro, es el símbolo, el caracter público del Belén, no las creencias privadas de las gentes particulares!- o bien, por otra parte, no sé si se trataría de un asunto de isovalencia. ¿Son iguales los derechos de los hombres que los de los animales? ¿Defendemos una ética antrópica o anantrópica? Acaso... ¿vamos hacia una biozooética? (El filósofo Gustavo Bueno nos recuerda a aquel nazi que dijo:"nosotros los alemanes somos los únicos del mundo que tratamos con corrección a los animales".) ¿Son, acaso, iguales los derechos de los hombres que los de los pueblos? Pero hoy se usa la lengua y el ecologismo biocentrista como arma política y parece rentable. Para los defensores de los animales y de la vida -así, en general- la vida humana no es el centro de la biosfera sino la plaga de una especie -la humana- que prolifera en detrimento de otras. El antropocentrismo del hombre no tiene por qué ir contra otros derechos.¡Es mas, creo que quieren que yo muera! Sí, como una bestia, como un burro o un cordero. Pero desconocen que los hombres no morimos, sino que fallecemos.

sábado, 16 de noviembre de 2013

AMAR LA CIENCIA Y EL FUTBOL: LA EVOLUCIÓN

Ser intelectual no es incompatible con la pasión deportiva; digamos con el fútbol -a pesar de Eduardo Galeano, quien nos avisó de la desconfianza que sentían los intelectuales hacia el deporte del balompié-. Sin ir mas lejos, el Nóbel de física Neils Bohr (en la foto con Einstein) y su hermano, el matemático Harald, fueron internacionales con Dinamarca. Confieso que hoy ha sido uno de esos días para amar el futbol. Por la mañana, en la Sala Polisón del Teatro Principal de Burgos, mi amigo Eduardo Munguía, filólogo y editor de Gran Vía, presentaba el libro "Benditos seáis", que nos cuenta la historia -humilde y gloriosa- del Burgos C.F. Le acompañaron dos protagonistas ilustres: José Luis Preciado (a quien tuve el gusto de saludar) y José Antonio Zamanillo, el jugador castreño que militó en el Burgos y en el Atlético de Madrid. Ya por la tarde tocaba partido épico en Guadilla de Villa-AMAR. Allí, el C.D. Quintanilla del Agua , en el que la mitad de sus jugadores son universitarios- se ha impuesto a su rival -con un raquítico 0-1, y al tiempo inmisericorde -nieve y frío para quedarte tieso, bandas como laderas, el cierzo clavando sus garras en el rostro de los jugadores... Por la noche, partido de la selección contra Guinea Ecuatorial.

Y como este día va de fútbol e intelectualidad, amigo lector, si prestas atención libraré un último partido: el que enfrenta al fútbol con la evolución. Les contaré cómo el fútbol, al igual que la biología, no puede entenderse si no es a la luz de la evolución. ¡Que para eso estamos en Burgos!  

¿Qué decir de los encuentros de fútbol? Pues que, como las batallas, nunca son definitivos. ¡Vamos, como la verdad en la ciencia! Los partidos duran 90 minutos. Y ya sé que no es un tiempo geológico el que transcurre hasta el pitido final pero sí el suficiente para que, como una analogía de la vida eterna, quepan el cielo y el infierno: el partido o se gana o se pierde. También queda el purgatorio del empate. Aunque no son teleológicos los encuentros de fútbol –no tienen una finalidad determinada-, van evolucionando con sus argumentos dentro de la cancha, como los argumentos dentro de una teoría: propuestas, conjeturas, hipótesis para explicar los hechos, en este caso el gol, el triunfo, la verdad que se persigue. Y el tiempo corre. ¡Vuela si vas perdiendo! Antes medíamos el tiempo por el santoral, o por el tiempo antropológico, el de las festividades de la cultura popular; o decimos que el tiempo geológico –el de la evolución- se mide en eras, o el histórico en épocas. Pero ahora el tiempo de nuestro tiempo se mide en temporadas de fútbol.  

¿Qué ocurre en un equipo de fútbol modesto como el de un pueblo pequeño? Quienes hemos defendido los colores de equipos modestos, como el C.D. Quintanilla del Agua, sabemos que en ellos también se producen los mecanismos de la evolución. Es decir, aquellos mecanismos como el de las poblaciones pequeñas, el de los cuellos de botella, el del azar (esta temporada soportamos otro cuello de botella, el de “La viña del fraile”, marca que nos auspicia). Conservamos los jugadores –como los genes- casi por casualidad, sujetos al frío de la intemperie, al aislamiento, a la precariedad, expuestos a una elevada mortalidad, a la desaparición del equipo. Pero el azar ha dispuesto que desde los años sesenta exista en el pueblo un equipo que se reinventa, compite, sobrevive y cambia su acervo futbolístico. Las camisolas del equipo primero nacieron blancas, anudadas al cuello, para después tornar a blaugranas. Más tarde pasamos de las rojas hasta el verde turquesa de la actualidad. Vamos, que el color de la piel ha ido evolucionando en los equipos de las poblaciones pequeñas. Sí, como la mariposa Biston posada en los abedules, ahora el equipo se camufla, en verde, entre el césped para escapar del juego de los depredadores.  

¿Y cómo se reproducen los equipos de fútbol? Este es el segundo mecanismo de la evolución. Influye menos el azar y a los equipos nos aparean por proximidad geográfica. Pero los jugadores eligen un equipo como se elige una pareja, una pasión, unos colores. Hay equipos por los que todos quieren fichar y uno ficha por el equipo que quiere pues hay una épica del club, unos ritos con la función social de integrarse en el equipo. Y el jugador ya forma parte del genoma del club, con una función catártica, para canalizar miedos, emociones… Y sabe que es elegido y seleccionado en el equipo para ganar en variabilidad pues en todos los organismos hay variaciones: el arquero, un lince, defensas como erizos, los delanteros como zorros. Todo por el triunfo. Los lances del encuentro se convierten en ceremonias de apareamiento donde hasta el público toma partido. Los jugadores del equipo se pavonean por los campos mostrando sus colores como si fueran pavos reales desfilando por pasarelas y exhibiendo la fuerza de la juventud, de sus ocelos y plumas tornasoladas.  

Un tercer mecanismo de evolución son las mutaciones… Sí. Como los cambios en el material genético, aleatorios o inducidos, en el fútbol se producen al sortear equipos, o por el entrenador al configurar las alineaciones. Estas mutaciones a veces son neutras, pero otras producen jugadores leñeros, como si fuesen oncogenes, o bien equipos con genética de “fair-play” inglés. Otras veces llegan de repente, como un cataclismo: un árbitro sanciona una pena máxima –un fusilamiento al decir de Camus-, o un fuera de juego, o una picardía latina -como la de Hans, nuestro delantero, un artista de la pantomima- que cambia el rumbo del partido. Las sustituciones de jugadores, los lances del juego, o el ambiente de los “hooligans”, en fin, de la epigenética, dibujan nuevos equipos, escudos, nuevas formas, nuevos fenotipos.

Un último mecanismo de evolución es el flujo génico. Los jugadores del medio rural suelen emigrar, o bien nuevos jugadores urbanos colonizan los equipos rurales encontrando nuevos nichos ecológicos donde practicar este deporte. En este último campeonato fútbol de la Diputación Provincial de Burgos se exige un cincuenta por ciento de jugadores locales. Hete aquí la mano del hombre, la de la selección artificial.

Y como consecuencia de estos cuatro mecanismos llegamos a la selección natural de fútbol: un equipo adaptado donde se reproducen los jugadores con las características más favorables. Una selección natural que conduce a equipos deportivos o marrulleros. Futbolistas nacen más que los que pueden sobrevivir en los equipos pues compiten por los recursos y, como el fútbol no es democrático y somos veinticinco, nos vemos obligados a las convocatorias para que todos jueguen partidos. Con el paso del tiempo los equipos cambian, pero todos descienden de una rama del árbol común. Y por eso algunos equipos, como el C.D. Quintanilla del Agua, llevan el árbol en el escudo. La evolución continúa: jugadores como guerreros de una tribu que son capaces de ganarle al equipo del pueblo de al lado y equipos capaces de sobrevivir al paso del tiempo. Digo de la temporada.

viernes, 18 de octubre de 2013

NANOTECNOLOGÍA: Menos es más.

Si prestan atención les contaré cómo la Nanotecnología ya ha llegado a nuestras vidas. En las ciencias aplicadas, también en la medicina, hemos pasado de la escala micro (10 a la menos 6) a la escala nano (10 a la menos 9). Richard P. Feynman ya dijo que la escala micro estaba desfasada pues es como medir la distancia Lerma-Burgos en años luz. A propósito, para ilustrar algo de este mundo de lo pequeñísimo, os dejo la foto de los enanos que confeccioné hace unos años para la fiesta barroca de Lerma. Asistimos a una nueva revolución científica, la de nanomateriales como el grafeno, que tienen propiedades distintas a las del mismo material a escala convencional. Es decir, las propiedades dependerían de la estructura y no de la composición. El grafeno se obtiene exfoliando el grafito hasta conseguir una capa de un átomo de carbono de espesor con los átomos de carbono dispuestos en panal de abeja. Recientemente la Universidad de Burgos organizó unas jornadas en las que empresas como Antolín y Aciturri expusieron su experiencia en este campo. Lo que aún no se conoce es cómo los nanomateriales pueden afectar al organismo puesto que la toxicidad y la persistencia biológica varían con la nueva escala ya que cambia la relación superficie-volumen. Las bacterias –esféricas- presentan la menor relación superficie-volumen para intercambiar mejor información, energía, calor etc… Los nanomateriales se calientan y enfrían más deprisa que los materiales convencionales. Los organismos más complejos, como nosotros, resolvimos este asunto con la eficiencia de los procesos ergódicos para que la información, energía etc… llegue a todos los lugares con la misma probabilidad. Por ejemplo el árbol fractal binario de los pulmones, los capilares, las terminaciones neuronales… Los procesos alométricos en los organismos (crecer sin afectar al metabolismo) permiten que un elefante que pesa cien mil veces mas que un ratón consuma únicamente diez mil veces más. Ahora veamos como cambia la relación superficie-volumen en esta escala: supongamos un cubo de 4 cm de lado: su superficie será de 96 cm cuadrados (4x4x6); su volumen 64 cm cúbicos (4x4x4). La relación superficie-volumen será 1,5:1. Si ahora seccionasemos por la mitad siguiendo los tres ejes del cubo obtendríamos 8 cubos de 2 cm de lado. De esta forma tendremos 192 cm cuadrados y el mismo volumen de 64 cm cúbicos. Ahora la relación superficie-volumen será de 3:1. Si repetimos el proceso será 6:1. El futuro también está en la nanotecnología aplicada a la salud. En medicina se fabrican partículas cerámicas cargadas de fármacos que se activan al llegar a las células tumorales. También se usan nanomateriales para que, a modo de esqueletos, crezcan tejidos cultivados in vitro. Otros avances son la fabricación de cremas de protección solar transparentes. Hasta ahora su componente, óxido de cinc, tenía tamaños superiores a 200 nm por lo que dispersaban la luz visible y manchaban la cara de blanco. Si este compuesto metálico torna a un metamaterial sus propiedddes ya no serán las del cinc convencional sino que tendrá ahora un índice de refracción negativo de las ondas electromagnéticas que es el primer paso a la invisibilidad de la crema. Se ha visto que esta crema, si se ingiere, presenta el doble de toxicidad que la crema convencional. Hasta ahora únicamente usábamos la masa en las exposiciones a los metales (microgramos por m cúbico) ¿Pero cómo investigar la seguridad de nuevos umbrales de exposición si no sabemos sobre qué enfermedades investigar? ¿Cómo regular lo desconocido?

martes, 1 de octubre de 2013

EL FINAL DEL VERANO LLEGÓ...

Sí, como la canción del Dúo Dinámico. El pasado fin de semana ví en Quintanilla del Agua a las golondrinas, prestas a partir, enfiladas y posadas en formación sobre los cables de la luz, como si hubiesen recibido instrucciones marciales y precisas de los astros. Pero este mensaje de la llegada del otoño no sé si ha calado bien en algunas plantas. Y lo digo porque el post de hoy trata de contarles la floración otoñal que han padecido mis manzanos. Sí, así como lo leen. Parece que la duración de las noches, el fotoperiodismo, es el mecanismo que determina el comportamiento estacional de muchos organismos, lo que les permite anticiparse a lo que se avecina (en nuestra tierra qué otra cosa que el frío y cambios nada halagüeños en el ambiente). Pues bien, digo mal. Hete aquí que mis manzanos, bien por estar cerca de las bodegas, o por estar estresados (casi se queman en un incendio este verano)no saben que lo que se avecina son noches cortas. No, que no viene la primavera por mas que luzcan hermosas flores hermafroditas (los manzanos se polinizan con pólenes de otros árboles -por aquello de la diversidad- a través de abejas y avispas, pues son melitófilas). Me temo que por muy generosos que sean mis manzanos para ser fecundados estas flores no tendrán fruto. Aún recuerdo un ingenio de mi padre: un despertador en el gallinero que accionaba un interruptor de la luz a las cinco de la mañana. Aquella era la única forma de comer huevos en invierno, pues las gallinas necesitan 16 horas de luz y no las teníamos. Mi padre, que está en el otoño de su vida, también sincroniza sus relojes biológicos. ¡Voy a tener que decir a mi padre que ponga un despertador a los manzanos!

miércoles, 4 de septiembre de 2013

EPIDEMIA DEL VERANO Y MALAS HIERBAS

Es desconcertante para los humanos enfrentarse a las enfermedades infecciosas, a las epidemias, a la aflicción, a la enfermedad. Por eso el hombre buscó la protección sobrenatural, la invocación, el patronazgo, ya que se consideraba que las epidemias constituían un castigo divino. En el imaginario colectivo queda la lepra (San Lázaro) y, después, la peste (la Virgen, San Roque -foto: Tordueles-, San Miguel, San Cristóbal, San Sebastián). En el ergotismo a San Antón y en la fiebre a San Antonio de Pádua. Algunos virus como el de la rabia también tienen su patrón: San Huberto. Y los virus, aunque no se consideran seres vivos, constituyen parte de nuestro genoma. Esto se dijo en el pasado XII Congreso Nacional de Virología que se desarrolló en Burgos entre el 9 y 12 de junio de 2013. Muchos burgaleses protagonistas: Carlos Briones (CESIC-INTA, Madrid), Adolfo García Sastre (School of Medicine at Mount Sinai, New York) que lidera a otros jóvenes investigadores como Juan Ayllón, el hijo de un colega. Otros burgaleses como Cristina Ruiz, Carmen Gimeno y quien les escribe presentamos una comunicación sobre los brotes de parotiditis de Castilla y León. Pero hoy les quería hablar de otras pestes: las que he echado yo este verano arreglando pinchazos de bicicleta. La causa: los abrojos, que en Quintanilla del Agua se conocen como "bonetes", o como "cornudas" en otros pueblos. Se trata de la semilla espinosa del ”Tribulus terrestris”, una especie de maleza que crece entre la grama. En la foto las semillas parecen virus, pero son peores pues, si tienes hijos con bicicleta, constituyen una maldición: arreglar pinchazos, de la que no puedes escapar. Decía Jorge Wagensberg de las formas de la naturaleza que la esfera protege, el hexágono pavimenta, la hélice agarra, la espiral empaqueta, y la “puta” punta penetra. ¡Vaya que si penetra! Esta semilla tiene cuatro púas de hasta 1 centímetro y la maldita planta podía ser más generosa con los mamíferos ciclistas a la hora de reproducirse. Total, que estoy pensando en un Santo protector para esta epidemia del verano; sí, he decidido, siguiendo mi propio consejo, que sea San Michelín. Esto le haría feliz al bonachón Bibendum, la mascota de la compañía francesa. Para mí que las bicicletas no son para el verano.

lunes, 12 de agosto de 2013

FÉLIX YÁÑEZ: UN QUIJOTE DEL ARLANZA

La cultura es hoy en día una idea fuerza del Estado, una teología secularizada, como una gracia sobre "nature"; y es más importante que el dinero, pues da votos. De ahí el dirigismo cultural, que lo hay siempre que existe financiación a pesar de que se revista de aquello de la cultura popular. En paises de nuestro entorno la industria cultural emplea a mas trabajadores que el sector del automóvil. Pero la verdadera cultura popular, aquella sin financiación, es la de soñadores como mi hermano Félix. ¡Qué voy a decir yo! Personas que aspiran a realizar su ensueño, a construir su quimera, a materializar sus ideas. Este es el verdadero Quijotismo de la cultura, esa figura moral universalmente admirada. Félix Yáñez se ha convertido, por derecho propio, en el Quijote del Arlanza; sí, con sus ojos soñadores, con su mente serena y su desbordante fantasía plástica. Dios, el dramaturgo del Mundo, encomendó a Félix el papel de creador y le entregó el don de la fantasía. Y por eso deviene en demiurgo hacedor y crea el "territorio Artlanza". Y este verano ha convocado el "I festival nacional de teatro de cámara territorio Artlanza" que acaba de concluir con éxito de público y de crítica, a juzgar por las lágrimas sentidas de los actores y por los aplausos de un público entregado que agradecía las interpretaciones sinceras de los actores, de estos héroes que únicamente por amor al arte llegaron a Quintanilla del Agua y se auparon al proscenio del corral de comedias Felipe Segundo. Y como colofón al festival ha instituido el I premio "Quijote del Arlanza" para personas que ameritan valores culturales en diferentes campos. Desocupado lector, como quiera que Félix deseaba que este premio fuese el mas hermoso, gallardo y discreto que pudiera imaginarse, ayudado en esta ocasión por su escudero Luis Miguel Orcajo, el Duende de Lerma, han decidido, siguiendo su propio consejo, que el premio recayera en una persona vinculada y querida en estas tierras y en el mundo del teatro: sea pues Don Ernesto Pérez Calvo el elegido. ¡Que Dios le dé salud y a nosotros no nos olvide! Y una última cosa digna de ser contada: al territorio Artlanza no vienen turistas, vienen viajeros. Sí, cientos, miles de viajeros que llegan como ascetas a encontrar el verdadero sentido de la cultura, el de la eternidad, el de viajar al encuentro de nosotros mismos.

lunes, 17 de junio de 2013

GRANDES NOTICIAS. Agaricus urinascens

Si prestan atención les presentaré a un pariente lejano, a un ser vivo, sí, pero sin derechos porque le han rebanado el tronco. El pariente convive, en este árbol de la vida, junto a mas de diez millones de especies. Se trata de un hongo (reino Fungi) del género Agaricus y de la especie urinascens que puede llegar a medir hasta 50 cm. de diámetro. Sí, como el ejemplar que sostiene Santiago Ortega Sancho. Lo encontró Dionisio (el Colorín) en Quintanilla del Agua el 11 de junio de 2013, en el término de Matalagarto, junto al punto geodésico que marca 1006 mt. de altura. (En la imagen se pueden ver las coordenadas). Este reino, el de los hongos, contiene a la clase Basidiomycetes, al orden Agaricales y a la Familia Agaricacea. Es la nomenclatura de Linneo, que suele utilizarse para clasificar a los seres vivos (aunque hoy se habla de los tres dominios de Carl R. Woese: Bacterias, Archeas y Eucariotas). En fin, que de lo que estamos hablando es del champiñón gigante o bola de nieve. Toda una ironía, guasa o socarronería castellana. ¡Para que luego digan que la naturaleza no es generosa en estas tierras adustas! Los hongos son seres pluricelulares saprófitos, es decir, se alimentan de los restos de otros seres vivos; son heterótrofos. Algunos nos son muy útiles, como las levaduras; otros producen penicilina; otros son parásitos y algunos forman simbiosis con las algas (líquenes). A lo que íbamos; le envié esta imagen a un compañero veterinario, Luis Alberto Parra Sanchez, que pasa por ser uno de los mayores expertos mundiales en el género Agaricus. Al rato me comentó cosas interesantes como que "urinascens" se refiere al olor a orín que desprende cuando envejecen las láminas (antes la especie se denominaba macrosporus (esporas elípticas de hasta 15 por 7 micras). Y que es comestible, pero me advirtió sobre su especial predilección por almacenar un metal, el Cadmio.

martes, 28 de mayo de 2013

TRATADO DE MELANCOLÍA URBANA

Y Seguimos con la poesía -aunque ya dijimos que corren tiempos mas propicios a la tragedia-. Si prestan atención les contaré cómo presenté este viernes 24 de mayo, en la Sala Polisón del Teatro Principal de Burgos, la última obra poética de un compañero médico, el pediatra Carlos de las Heras Santos. Gracias a todos Uds. Por su presencia y gracias al editor de "Gran Vía", Eduardo Munguía, por la consideración que ha tenido al contar conmigo en este acto en el que Carlos de las Heras nos presenta su nueva creación “Tratado de melancolía urbana”. Suelo decir aquello de Félix de Azúa, que a los artistas solo alaban los amigos y familiares. Pero yo esta tarde quiero decir que presumo de ser colega y amigo de Carlos de las Heras, de este médico escritor o escritor médico entusiasta, vital, apasionado, y que me llena de orgullo, que es un privilegio, poder glosar la aventura poética, de hacer un juicio estético de la obra de un autor como Carlos que transita hacia ese territorio de la imaginación, de la memoria, de la infancia, hacia el pasillo verde de la infancia –nos dice en su poema “El Espejo”. Porque… ¿Hacia qué otro lugar, si no, iba a mirar un pediatra? Él, que goza del privilegio de tener dos infancias: la suya y la que vive con su profesión. Y ya que disfruto de este inmerecido privilegio, este diletante crítico literario que les habla ha pensado que la intervención debía girar en torno a dos ideas: una, la expresión, otra, el contenido –ambas muy unidas en el caso de la poesía. Respecto de la expresión, del género lírico, destacar el vínculo, el lazo íntimo, la comunión que existe entre poesía y medicina, entre literatura y ciencia y, sobre el contenido destacar el efecto que la poética de Carlos de las Heras tiene en los lectores, el protagonismo de los lectores. Unos lectores que impregnados por su poética, de sus ideas y actitudes, sienten el desasosiego. Temas con los, estoy seguro, muchos de nosotros nos vamos a identificar. Con “Tratado de melancolía urbana” Carlos da un giro eficaz a su temática. De una poesía bucólica de su última obra “Los Cabreros” (poemas que añoran su Arcadia cacereña en Santa Cruz de Paniagua) da paso a una poesía desarraigada, mas social, igualmente humana, en la que primero nos describe la realidad incierta y nos invita a la reflexión para, después, seducirnos, persuadirnos a vivir esa aventura poética que consiste en cambiar el mundo con palabras porque sabe que éstas son el camino hacia la libertad. Y volviendo a la idea central de esta intervención, nos preguntamos o le preguntamos a Carlos: ¿Por qué un médico poeta nos regala estos poemas? ¿Por qué siente esta necesidad de la poesía? -¿Acaso por su interés por todo lo humano? -¿Acaso por la intensidad de sus experiencias vitales en su quehacer diario tratando con el sufrimiento, el dolor, la soledad… -temas de la literatura universal-, en fin, temas que tocan los momentos más vulnerables de la vida? -¿Acaso, nos preguntamos, ha elegido el lenguaje, el mundo de la fantasía, como catarsis, como refugio en estos tiempos de incertidumbres, de desasosiego, de desarraigo, sin fronteras, sin límites? - ¡Carlos, cuéntanos si es así! Si la medicina es tu raíz, tu cuerpo y la poesía tus alas, tu alma; si la medicina es tu esposa y la poesía tu amante –parafraseando a Chéjov-. La ciencia y la medicina nos explica el mundo real con palabras pero tus palabras, tu poesía dirige una mirada profunda a comprender esa realidad. ¿Cómo es la poesía de este “Tratado de la Melancolía”, de Carlos de las Heras? Ya decía Roland Barthes que no importaban las intenciones del autor para interpretar un texto pues la poesía captura esas verdades universales de la condición humana. En efecto, la poesía es el espejo donde se refleja el hombre. Se desvanece el autor y aparece el lector: ¡Veréis como os identificáis en estos poemas de Carlos de las Heras! Poemas sin florituras, imaginativos y potentes, que diseccionan lo cotidiano: la compleja realidad humana. -Son poemas químicos pues nos inundan de dopamina, ya sabéis, esa droga del enamoramiento que nos conmueve como en “Elegía del somier”, aliado de la noche, para el amor, el sueño y el descanso…-nos dice- que se achatarra y que, ya viejo ruidoso, acaba desterrado como cerca. O en ese otro “Pretérito Perfecto”, ese tiempo claro y blanco de la infancia, de los recuerdos de una mesa cubierta de un hule con mapa… o en esa veta pasional, instintiva y erótica de los poemas en los que se refiere a la anatomía y a la fisiología: “Colinas blandas” y “Mi compra semanal”. Después llega el plato fuerte, Tras el Saqueo. Es el lema con el que nos explica el contenido de la obra. -En “Fauna urbana” Carlos escarba con la imaginación –nos dice- esculpe con palabras, esa imagen del metro de Madrid con las gentes ajetreadas como “arenques en una caja cilíndrica”. -Dos poemas nos hablan del dolor del tránsito, de las encrucijadas de la vida: de la hostilidad de lo desconocido en “Primera guardería” y de esa tangente que toca la curva de la vida, que te hunde en “Cáncer de colon” (donde apela a la geometría y parece tomarse una licencia post-poética, a lo Agustín Fernández Mallo). En “Tráfico periférico” el gato bufa y corre como único testigo de la violencia de las drogas. Como veis: amor, vejez, erotismo, soledad, estrés, drogas… es la naturaleza humana, nuestra condición. “Es la vida humana…” –parece que nos dice a modo de eslogan. Al final del poemario Carlos nos redime con un poema a modo de Epifanía, de revelación, luminoso y esperanzador: “Será otra vez la Luz”. La poesía como motor de los sueños sin los que no se puede vivir. Cambiemos el mundo –nos dice- hacia un tiempo nuevo en el que otra vez será la luz entre nosotros. Y se despide mostrándonos el fogón donde se han cocinado estos poemas: la cocina está en los domingos de Miranda de Ebro. Y termino con ese poema que hará feliz a Danto: “Definición de arte”. Arte es aquello que un artista decide que lo sea. Carlos de las Heras ha creado esta lírica comprometida que quiere nutrir y alimentar nuestros cuerpos y almas. Gracias por cocinarnos este libro: poesía como elevada filosofía. Una cocina Aristotélica.

lunes, 6 de mayo de 2013

APUNTES DEL NATURAL

Amigo lector, un convento es un buen lugar para pensar y si prestas atención te contaré… Por fin había llegado el primer fin de semana de mayo, refulgente y propicio para la reconciliación con la naturaleza. Lo mejor, tomar unos apuntes del natural. Como jugábamos en Silos decidimos seguir la consigna de la Orden, unos a orar y otros al campo de fútbol, frente al Convento de San Francisco. Opté por lo primero, pues para un equipo de presupuesto asceta como el del C.D. Quintanilla del Agua éste es nuestro principal activo. Desde el atrio del recinto se divisaba la hierba del campo lista para la contienda, de un verde intenso sobre fondo azul y colinas cárdenas en el horizonte al estilo pantalla de Windows. Estaba pateada en las áreas, en forma de tonsura en el círculo central y mas que rasurada por las bandas –como los monjes cuando disputan los partidos en las noches oscuras-. Y por el exterior de las líneas de banda las “chiviritas” revoloteaban como espectadores alborozados por la inminencia del comienzo de aquel partido místico. Por un instante sentí la tentación de saltar al terreno de juego pero, de inmediato, me acordé de Wordsworth: “aunque ya nada puede devolver la hora del esplendor en la hierba… la belleza siempre perdura en el recuerdo”. Además el domingo tenía que correr la clásica antes llamada “Los Buitres” y ahora Mataviejas o Puentedura – Ura y no es cuestión, como me pasó a mi, que tú intentes convencer, a quienes nos animan durante el trayecto a terminar los diez kilómetros del recorrido, de que aquello es una carrera mata-viejos, o que les digas que ya pesan los años, porque te van a soltar, en un ataque de sinceridad, que lo que te pesan son los kilos. Vamos, que decidí pasar de aquellos tiempos épicos a estos otros mas líricos. Así es que desde el convento, aquella impresión primaveral -a modo de magdalena de Proust- me transportó al territorio de la infancia, de la felicidad. No sé cómo pero allí, sin apenas darte cuenta, quedas cegado por la luz de aquel lugar eterno, por la belleza sin abalorios de los montes, por el estruendoso silencio de las piedras, por el zumbido de las golondrinas que se afanan en sus requiebros; en fin, prendado de la naturaleza agreste, elocuente y persuasiva de estas tierras. Y os preguntaréis ¿A qué fin viene este prólogo sobre poesía popular? Pues porque de la misma forma que las imágenes esculpen nuestra memoria, quiero rescatar del desván de mis recuerdos la poesía de Eduardo Fraile Valles, el poeta que reconoce gozar de la dicha de poseer tres infancias: en Madrid, en Valladolid y en su pueblo, Castrodeza. Eduardo fue mi maestro en el cenáculo literario de aquellos días en los que yo presentaba mi libro de cuentos: “Briznas”. Y estuvo en Burgos el pasado jueves acompañado de Oscar Esquivias y de José Gutierrez Román. Presentó su cuarto libro “Ícaro and Co.” de, éste sí, su proyecto de siete libros “Apuntes del Natural”. Guardo con mimo y dedicación el ejemplar 290 de su anterior obra: “Y de mi sé decir”. Y ya que es preciso terminar con la prosa del día a día, y como nadie ignora que a los artistas sólo alaban sus amigos y familiares –que diría Félix de Azúa-, yo no quiero pasar por sospechoso y aquí dejo este apunte, este post pleonásmico, dedicado a un gran poeta que novela en verso con voz clara e intensa.

martes, 19 de marzo de 2013

QUE SE ACABA.... TIERRA DE GIGANTES

¡Que se acaba… Que se acaba…la religión! Pregonaba un carnicero por las tierras del Arlanza cuando llegaba a las plazas de los pueblos. Como aquí el fútbol es filosofía y religión, también a nosotros se nos acababa la competición y se nos antojaba la última gesta en aquella tierra de gigantes -al cruzar Mambrillas de Lara se nos apareció un dinosaurio entre los enebros-. Era el último partido del Trofeo de la Diputación de Burgos, naturalmente del grupo B –porque no había C-, y jugábamos contra el último de la tabla en uno de los pueblos de la Demanda: Campolara. Será por la tensión previa a los encuentros –nos dijimos-, pero fue pisar el campo y sentir que alguien, allá desde el picón de Lara, entre las Mamblas y el Mencilla nevados, nos vigilaba. La verdad es que empezamos mal. Recién hundidos los zapatos en los charcos del césped el delegado del equipo anfitrión, los albinegros de Mambrillas de Lara, nos señaló el vestuario del equipo visitante: el cementerio. Sí, el cementerio de la localidad, un recinto tapiado donde reinaba el orden, la paz y hacia donde nuestros jugadores, que venían a la guerra, desfilaron en comitiva. Antes de entrar, no sin mostrar un rictus de desconfianza, los jugadores se miraron con recelo y se detuvieron frente a la caseta de autopsias. Si lo que pretendían era amedrentarnos, pensamos, hemos de reconocer que acertaron de pleno con el escenario: sogas recostadas por las paredes, palas, picos y algunos aperos de labranza que yacían como cadáveres embalsamados, como tributo a la generosidad de aquellas tierras altas. En el suelo se amontonaban sacos de cal; y nos preguntamos si servirían para tirar líneas, para tatuar nuestros cuerpos, o para hacernos desaparecer tras la batalla –pensamos en las camisolas verdes del C.D. Quintanilla del Agua, allí mancilladas y tiznadas, como el césped, por tajos blancos. El entrenador y los jugadores argüían con singular épica y, envalentonados, por fin, aquella tarde se decidían a escribir la última epopeya. Los atletas se fueron desnudando prestos a una vivisección, como si se tratase de una clase de ciencias. Se calzaron con tacos afilados como cuchillos y se enfundaron las espinilleras –eso sí, con cinta aislante de color verde hierba, que los colores son los colores-. De improviso apareció el forense. Vestía camisola amarillo limón y, de sopetón, sentenció: ¡Dios es mudo! ¡No quiero ni una palabra en el campo! Gritó el árbitro a nuestros jugadores llevándose la mano al bolsillo... Llegó el descanso y regresamos, de nuevo, hacia el cementerio, en cortejo y cabizbajos. El entrenador bramaba: ¡idiota, cretino! ¡Prefiero que nos incineren a que nos entierren, y ambas cosas a tener que aguantar a este cuervo! La verdad es que los silencios del árbitro no eran fáciles de entender. El pájaro, que esta vez no vestía de negro, revoloteaba por el campo, se zambullía en el barro como un gorrión y estorbaba a los jugadores: Manuel, un jugador de altura de nuestro equipo tuvo que amonestarle porque le estorbaba cada vez que controlaba el esférico. Nos estaba pitando un ser pusilánime que se comportaba como una clara de huevo, resbaladizo y frío, como el campo, como la nieve de los aledaños. Eso sí, tenía gran capacidad de compasión pues no sacó ni una tarjeta. Sentenciaba como un objeto inanimado, paralizado, como el balón cuando tocaba el suelo, con gestos sencillos. Vamos, de oídas. En fin que, aquella tarde, el fútbol nos despertó las pasiones más atávicas. Creo que continuamos el partido más por despecho hacia el colegiado que por deportividad. Únicamente la pasión te lleva a los campos de fútbol. Los aficionados del C.D. Quintanilla somos pocos: una enamorada de un jugador y otro seguidor,taciturno, que en el descanso se entretuvo en reflexionar asomado a la puerta del cementerio. Los epitafios le miraban y, enfrente, vio el de una mujer de 105 años que había fallecido en 2006. ¡Se nos va a hacer largo este partido! –pensó-. Estamos jugando a la retaguardia y, aún así, perdemos tres a cero. Ummm… El tiempo se acababa y los locales se pavoneaban de sus aciertos. Se mascaba la tragedia y los porteros tiritaban ateridos del frío y del miedo. Darío, nuestro guardameta, nos confesó que él no sentía angustia por el juicio final, ni por el resultado del partido; que lo que no soportaba era sufrir la actuación de aquel espantapájaros. Pero al poco de comenzar la segunda parte llegó un remate espectacular de Dani “Hans”. Y otro gol de Tomás, quien acertó, agonizante, con la hazaña de meter el balón en la portería. Lo celebró como si hubiera cazado un león. ¡Estábamos en el partido! Aunque ya dijo Tolstoi que cada familia era infeliz a su manera… Y la nuestra no podía luchar contra la tradición: perder. Eso sí, con el mérito de ser contra el último. Ni el gol postrero de Susi consiguió que recobrásemos el aliento. “Hans”, un jugador de recursos, además de la pantomima y el dramatismo, fue el primero en retirarse, cojeando, de la contienda. Después, Jairo. Empapado en el barro fue atendido en aquel Instituto Forense improvisado. Sí, sin exagerar. También hubo lances sucios, sí; para no desentonar con el barro, como cuando Javi, el portero reconvertido a delantero centro, lanzó una patada a un charco y cegó al portero rival. Hasta David perdió entre el barrizal su santa paciencia. A punto estuvo de ver la única tarjeta del partido. Israel, en el ejercicio propio de su cargo de capitán, en un último intento por salvar el naufragio, detuvo a tiempo la mano del infausto árbitro. Amanecía la noche en el picón de Lara y el campo se llenaba de las sombras de aquellos guerreros que se habían dejado la gloria entre los charcos.

jueves, 7 de marzo de 2013

Dr. GÓMEZ DE CASO CANTO. Una Huella en la Epidemiología de Castilla y León

José Ángel, al parpadear esta tarde, cuando el viento rascaba en Burgos como si tuviera uñas, con sus largos aullidos, me ha llegado la noticia de tu muerte. Y se ha empañado para siempre tu cara torcida por el dolor y tu voz queda por la enfermedad. Enfermedad que tú bien sabías forma parte de nuestra naturaleza pero que nunca ha podido con tu espíritu inquebrantable, con esa mirada límpida y original de afrontar la vida, con la fina ironía de que hacías gala, con tu mente brillante y laboriosidad ejemplares. En fin, con tu sabiduría. Me siento orgulloso de haber compartido contigo todos estos años de profesión como epidemiólogo de la Junta de Castilla y León: las crisis de las meningitis, de la tularemia, de la pandemia de gripe, nuestras investigaciones en la Red Centinela, la docencia, el sistema de alertas epidemiológicas... Si la huella de un zapato es el emblema de la epidemiología ¡qué mejor huella nos dejas que tu ejemplo! Siempre estarás en nuestra memoria.

viernes, 8 de febrero de 2013

MEDICINA PERSONALIZADA

¡Hola, amigos! La pasada semana vi en televisión una película de ciencia ficción de 1997: "Gattaca". En ella Vicent (hijo de Dios, inválido), ¡vamos, un humano al uso!, intenta entrar en la Agencia Espacial Gattaca, una sociedad perfecta, utópica. De niño Vicent derrotó a su hermano Anton (válido, superhombre, fruto de la manipulación genética) gracias a la constancia, el esfuerzo y el sacrificio. Ocurre que el argumento me da pie a considerar cuestiones como ¿Qué es la vida? ¿Estamos determinados por la genética? o ¿somos dueños de nuestro destino? ¿Podemos influir en nuestra salud? (En la foto dos espantapájaros en la Vega ejemplifican a estos hombres válidos e inválidos. También subo una foto de J. Watson, codescubridor de la molécula de la vida). Pero hoy tengo el placer de presentar a otro científico. Se trata de Roderic Guigo Serra, del Centro de Regulación Genómica de la Universidad Pompeu Fabra, que es el único español entre 400 investigadores del Proyecto ENCODE (ENCiclopedy Of DNA Elements). Estuvo en Burgos el 17 de enero y nos contó este proyecto que trata de conocer el significado del genoma mediante técnicas computacionales –el futuro de estas investigaciones depende de la bioestadística y de la informática- y experimentales. Por el Proyecto Genoma Humano (HPG), de los años 80, conocimos la tabla periódica de la biología, en la que más de 3.000 millones de moléculas o nucleótidos (base, azúcar y ácido fosfórico) definen la vida. Aproximadamente uno de cada mil de estas moléculas (3 millones) presentan variabilidad, lo que a la postre determina que seamos seres únicos. Hasta el momento, nos dijo, se consideraba que sólo el 5-10% del ADN era funcionante (a través del ARN mensajero y sus proteinas); el resto se consideraba “junk DNA”. Con ENCODE ahora sabemos que el 62% del ADN produce ARN aunque no sintetice proteínas; éste sería el “ARN no codificante”; en él se encuentran los llamados polimorfismos, a veces de un solo nucleótido (SNP). Además, otro 20% de ADN tendría actividad “REGULADORA” a través de modificaciones epigenéticas que son como interruptores del DNA. Porque… ¿qué es lo que hace que las células de los diferentes tejidos, que tienen el mismo ADN, produzcan diferentes tipos de proteínas? Pues la respuesta está en este ADN regulador. Naturalmente, estas investigaciones tienen consecuencias en la vida humana pues las ciencias “ómicas” nos dicen que no hay un gen del destino, que hoy somos un poco más dueños de nuestra salud. Tradicionalmente distinguíamos el concepto de enfermedades de la naturaleza, genéticas, las de la tortuga Darwiniana y aquellas otras enfermedades del ambiente, de la cultura, de la liebre Lamarkiana. Pero hoy se ha diluido esta diferencia pues se ha separado la genética (Mendeliana) del diagnóstico molecular y, con ella, la llegada de la genómica y de las ciencias “ómicas”. Es verdad que por ahora los genes tienen un valor limitado para predecir, para alcanzar esa medicina predictiva y personalizada con la que se especula y se sueña. Las investigaciones buscan asociaciones (razonamiento inductivo para establecer hipótesis, es el método de las diferencias de J.S. Mill) entre la presencia de determinados polimorfismos y una enfermedad (por ejemplo, en mujeres fumadoras con cáncer y entre mujeres fumadoras sin cáncer). Pero el riesgo de estos estudios sobre medicina personalizada es que en el portador puede provocar una ansiedad paralizante o, si no eres portador, puedes sentir una falsa sensación de seguridad. Se han estudiado más de 500.000 de estos polimorfismos (SNP) asociados a 200 enfermedades y apenas predicen el 10% de padecer estas enfermedades complejas pues se desconoce su heredabilidad. Así que, por unos 80 euros y una muestra de saliva, hoy podemos conocer la condición de portador de mutaciones en algún gen o bien de variaciones o polimorfismos en el ARN no codificante que predisponen a padecer algunas de estas enfermedades y conocer el aumento de riesgo de, por ejemplo, hemocromatosis, cáncer de colon, déficit de alfa-1 antitripsina etc… También podemos conocer qué respuesta tendremos frente a drogas como el alcohol o frente a medicamentos (por ejemplo, si somos metabolizadores lentos, que ocurre en 1-3% de la población con CYP2C9, lo que sí permite una medicina predictiva o tratamientos personalizados con anticoagulantes), o bien conocer rasgos personales como color de ojos etc… La aplicación de estos conocimientos a la prevención es un reto porque podríamos conocer subgrupos de población como los portadores del gen BRCA, que predice 65% de riesgo de cáncer de mama a los 70 años, o, en otro caso, ser portador de APOE EA, que supone un riesgo de 30% de padecer Alzheimer. De aquel "Human Proyect Genome" hemos pasado al Public Health Genomics. Pero, de momento, parece que este conocimiento tiene más aplicaciones diagnósticas que predictivas.

domingo, 27 de enero de 2013

CATASTRO DE QUINTANILLA DEL AGUA

Amigos, en este post tengo algo mas que decir sobre demografía. Sabéis que no trato sólo de retratar un pueblo, sino que quiero contar un relato en el que se identifique un lector universal. En 1994 un grupo de amigos fundamos la Asociación Cultural "El Concejo", para conocer mejor y amar a nuestro pueblo, Quintanilla del Agua. El pasado fin de semana, uno de ellos, José Miguel Lozano, me pasó una copia del Catastro de Ensenada de nuestro pueblo, confeccionado el 5 de mayo de 1752. Aquí tenemos la mejor lección y análisis crítico sobre la demografía, la economía y la sociedad de entonces. En aquel tiempo, que trataba de escapar del viejo Régimen -cuando clérigos y nobles no pagaban impuestos- el Rey Fernando VI mandó confeccionar, para el mejor gobierno de los hombres, el primer Censo en más de 10.000 poblaciones de la Corona de Castilla. Aquellos castellanos austeros, sobrios e irónicos, hubieron de contestar a 40 preguntas sobre sus casas, ganados, tierras, oficios, impuestos etc... - ¿Y cuáles fueron las respuestas más relevantes que dijeron? Pues que el pueblo era un Realengo con 90 casas habitables y 72 vecinos. Que había 60 agricultores, 9 viudas y 3 pobres de solemnidad. Además, 2 curas, un "ciruxano" que era también maestro de primeras letras (Matheo Merino), 1 herrero, 1 sastre, 2 tejedores de lino y 3 jornaleros. Que había taberna, molino de 3 muelas y un monte comunal, el Yuso, que se arrendaba para carbón por cinco años, y un pasto comunal en Valdefradas. - ¿Qué impuestos pagaban aquellos pecheros? Pues dijeron que de tres tipos: Las Primicias a los dos curas (Joseph Romero y Fco. Lázaro, que consistían en cinco celemines de trigo, centeno, avena y cebada).Las Alcabalas o tributos, al Duque de Medinaceli, a razón de 663 reales. Y los Diezmos, pagados como tres Tercios (el barrio de San Andrés parece el lugar donde se pagaban estos Tercios). El uno era para los dos curas, otro para el Cabildo de la Catedral de Burgos y, del Tercio Real, dos partes para la Cartuja de Miraflores (2/9) y la novena parte para la fábrica de la Iglesia de Quintanilla. - ¿Y como era la asistencia sanitaria? Que la asistencia dijeron era comunal, financiada mediante cuotas de los vecinos. También había beneficencia. El "ciruxano, cobraba de los vecinos de Quintanilla 75 fanegas de centeno y 3 de trigo (valorado en 795 reales). Por el oficio de maestro percibía 25 fanegas de centeno y una casa arrendada por 15 reales. El galeno también atendía Tordueles, Puentedura, Santa Inés y Santillán. Estimo que los pagos ascendían a unos 1700 reales. Por entonces un pastor cobraba 100 reales y un criado de labranza 200 reales.

jueves, 17 de enero de 2013

DEMOGRAFÍA: Crónicas de un pueblo

Antes de comenzar el post de hoy tengo algo que decir: el pasado 25 de octubre se celebró el VI Encuentro de la Universidad de Burgos UBU Activa y mi hermano Félix entregó la escultura de un Cid al cineasta burgalés Antonio Gimenez Rico, autor de inolvidables películas y de muchos capítulos de aquella nostálgica serie de Televisión de los 70 "Crónicas de un pueblo". El cineasta ejerce de burgalés y confesó seguir en ésto al maestro Berlanga -que siempre acuñaba aquello del Imperio Austro-Húngaro- pues en todas sus películas hay un guiño a Burgos. Apeló a la sencillez a la hora de mostrar la realidad, apuntó la crisis actual y enfatizó el poder, la gloria, la pasión y su vocación para con el séptimo arte. Ahora, amigos, ¿qué mejor crónica de un pueblo que hablar de su demografía, de la dinámica y estructura de su población? La película demográfica del Arlanza y de los pueblos de Castilla Y León es de aquellas del género "gore" (sangrante), puesto que se han ido vaciando. Y la escena principal de los protagonistas: pueblos que se han llenado de viejos (lo que influye en las pensiones, la asistencia y la inmigración). En otros pueblos la situación es sólo metafórica, como en "Territorio ARTlanza", ese pueblo de emociones que ha construido mi hermano Félix donde se re-crean todas las edades (en la imagen la Ermita de Ntrª Srª del Arlanza, el alma del pueblo, que la terminamos hace cuatro meses y este invierno ya peina las canas de la nieve). Pero la situación real de Quintanilla del Agua y Tordueles en 2012 es que estamos empadronados 504 hbs., el 35% mayores de 65 años (116 menos que en 1996). Así que perdemos mas de 7 habitantes/año. Lerma cuenta en 2012 con 2886 hbs, 395 mas que en 1996. La provincia tiene 374.970, con un 21,25% mayores de 65 años, y 9,23% de extranjeros. España cuenta con 47.220.747 hbs. y un 12,13% de extranjeros. Pero todo esto no es nada para los 6.800 millones de de hbs. de la Tierra. En Quintanilla podemos sentirnos únicos ya que encontrarnos entre la enjambre de humanos es como acertar una quiniela de 14. Pero, volviendo al Cid, en aquella época no se alcanzaban los 400 millones de hbs. en la Tierra. 1.000 millones se alcanzó en 1850; 2.000 millones en 1927; 3.000 en 1960; 4.000 en 1974; 5.000 en 1987 y 6.000 en el año 1999. ¿Os habéis preguntado alguna vez cuantos habitantes han vivido en la Tierra? Pues se estima en 80.000 millones, la mitad después de Cristo. Es decir, ahora mismo vivimos uno de cada 12 humanos que han existido.