viernes, 25 de noviembre de 2016

MARGARITA SALAS FALGUERAS y MARÍA BLASCO MARHUENDA: Talentos Bioquímicas en Burgos.

Por los avatares de la vida la embajadora de la bioquímica española, la asturiana Margarita Salas, conoció a Severo Ochoa (1905-1993) un verano en Gijón. Aquél “efecto Mateo” acabó determinando su dedicación a la bioquímica y su posterior estancia de cuatro años en el laboratorio del que fuera Nóbel de Medicina en 1959 en la Universidad de Nueva York. Merton en 1968 y Bunge hablaron de este efecto en los científicos avisando de que había un sesgo de publicación a favor de los investigadores más conocidos. Pero lo cierto es que la parábola de los talentos de San Mateo nos ha regalado este talento de la Bioquímica que estuvo en la Universidad de Burgos el pasado 4 de noviembre repasando la Historia de la disciplina. La investigadora, miembro de la Real Academia Española de la Lengua es quien mejor conoce las letras de la vida. Hizo suyas las palabras de otro biólogo, Jacques L. Monod, nobel de Medicina en 1965 quien dijo que estas letra valen igual para una Escherichia coli que para un elefante. La investigadora es autora de la patente más rentable en España, la de un bacteriófago (virus que infecta bacterias) de tan sólo 20 genes. Nos habló de las técnicas CRISPR de edición génica, en la que un español, Francisco Juan Martinez Mójica está destacando en el estudio de secuencias que previenen infecciones víricas. Y, recientemente, el Foro de la Cultura trajo a Burgos a otra bioquímica talentosa, María Blasco, directora del CENIO (Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas). La investigadora nos habló del “health span” o periodo de juventud sin enfermedad, que en la especie humana es de 40 años. También habló de la telomerasa, un gen embrionario que no está activado en las células somáticas y conforme estas células se van haciendo viejas los telómeros de los cromosomas (cubren y protegen la parte final de los cromosomas) se van acortando y disminuye la división celular (mueren o se inactivan) así como la reparación del ADN. En el Parkinson mueren las células que producen L-Dopa y esa es la causa de una de las enfermedades crónicas asociada al envejecimiento. María Blasco está investigando a ratones tratados con telomerasa que alargan sus vidas un 40%. Por otra parte las células cancerosas se vuelven inmortales gracias a que activan la telomerasa. Fue la Nóbel Carol greider quien comenzó estas investigaciones en 1990 y se podría crear un fármaco para inhibir telomerasa en cánceres o bien por epigenética (marcas que no están en los genes pero que afectan a su expresión) podríamos alargar los telómeros y alargar así nuestra vida y por tanto nuestro “health span”.