jueves, 19 de abril de 2012

BELLEZA Y CREATIVIDAD EN EL ARLANZA. EL ARAGONITO





El pasado domingo 15 de abril visité junto a mis hijos las formaciones rocosas que están junto a la “Laguna”, en la carretera de Tordueles, un bello rincón entre sabinas y viñas que solía frecuentar por Navidad - para adornar el Belén con musgo y piedras-. Esta vez fuimos a buscar las piedras preciosas que cuelgan de aquellas oquedades (dejo unas fotos de la mucosa de la boca y el diente) que, como cuévanos, miran al río. Y es verdad que las rocas parecen dientes refulgentes que lucen entre las fauces pues, en realidad, estas joyas son verdaderos esmaltes de carbonato cálcico (CaCO3). Las cuevas a veces se visten de domingo y lucen aragonito, otras se visten de diario y lucen calcita. El nombre de aragonito procede de Molina de Aragón (Guadalajara) y los mineros lo llamaban la "flor de hierro". Pero esta mucosa de calcio –espeleotemas- ha sido esculpida por el agua dejando señales acuñadas en rocas y relieves que nos permiten comprender la belleza y los caprichos de las formas. El agua de lluvia se carga de anhídrido carbónico (CO2) y disuelve la roca caliza agrandando estas fisuras y oquedades.

En Quintanilla del Agua existen fósiles marinos desde el periodo Triásico (200 millones de años), después de la escisión del unico Continente Pangea, pero será desde el Cretácico - entre 145 y 65 millones de años, cuando los dinosaurios- cuando el agua esculpa nuestra historia en el valle (el material para construir las ermitas, los escudos y los capiteles). Aunque no es unicamente la geología quien crea la belleza. O quizá si pues la máxima expresión de la creatividad en la naturaleza está encarnada en el hombre. Así, es la geología –como intuyó Charles Lyell influyendo en las ideas de Darwin - el cambio en el medio, quien obliga a cambiar y evolucionar a los seres vivos. Y es ahora cuando el hombre exhibe la creatividad como herramienta de conocimiento para explorar y esculpir nuevos horizontes.

El hombre posee esa capacidad simbólica (el lenguaje, el arte, el rito…), la capacidad tecnológica (fabrica herramientas), la capacidad de aprender y la conciencia individual y social. Y aunque los animales también poseen capacidad simbólica (se comunican por sonidos, cánticos, se adornan…), y, asimismo, fabrican herramientas (chimpancés cazan termitas con palos y el Corvus moneduloides en Oceanía dobla alambres para procurarse alimento entre las grietas) e incluso aprenden, es la creatividad paradigma del hombre.
Hasta el s.XIX el arte significó “técnica”, artesanía, mas vinculada a la estética, a la contemplación de los cánones de belleza, de lo sublime. No será hasta las vanguardias cuando el artista adquiera la capacidad de innovar, de crear, de participar activamente en la creación de una nueva imagen del mundo que nos rodea. Hoy se habla de las bases biológicas de esa capacidad que saca partido al funcionamiento de nuestro sistema visual.

¿Qué necesita el hombre para usar la creatividad como forma de conocimiento?
Pues motivación, persevarancia, flexibilidad mental (tener siempre abiertos los problemas esperando la inspiración que los anglosajones dicen llega con las tres “b” (bed, bath and bus) –en la cama, en el baño y en elos viajes- y mediante el pensamiento analógico –percibir igual lo diferente- Este tipo de pensamiento es muy útil para la divulgación porque ¿Qué mejor manera de explicar el átomo que con el sistema solar? ¿Y el ADN como molécula en forma de escalera de caracol y pasamanos de azúcar?

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