jueves, 16 de diciembre de 2010

TAMBIÉN LA LLUVIA



Escribo estas reflexiones tras tener el privilegio de haber asistido el día 13 de diciembre a la “première” o preestreno en Burgos de la película de Iciar Bollaín “También la Lluvia”. Y esto gracias a la invitación -en condición de padres de alumnos- de Julita Fernandez, anfitriona del evento y maestra del C.P. Padre Manjón, a quien mi mujer y yo agradecemos el esfuerzo, entusiasmo y empeño que ha tenido en la educación de nuestros hijos –aún recordamos aquellas tutorías “on line” a través de “bscw”.

Y lo hago desde un optimismo prudente –no como el de Platón o desde el optimismo panglosiano, es decir, pensar que las cosas se arreglan solas- o, si prefieren, desde un pesimismo esperanzador – desde cierto escepticismo, pero confiando en el hombre como dueño de su destino.

Desde mi modestia intelectual, la película me sugiere algunos pensamientos y comentarios y, más que tener respuestas, lo que tengo son preguntas sobre temas tan humanos (que diría Publio Terencio) como:

-1º La Historia, el colonialismo, la falacia natural…No se puede rechazar la Historia como fuente de conocimiento pues hemos de aprender de nuestros errores. Pero pienso que la Historia no puede alcanzar ninguna pretensión de Ciencia. Y, sin embargo, aunque la ciencia tampoco puede decir mucho sobre la justicia o los derechos fundamentales, pues es neutra ideológicamente, es la empresa que más ha contribuido al bienestar humano y remediado muchas injusticias.
Entonces, la actitud válida ante los hechos históricos que se sojuzgan podía ser aquella de mas humildad, tolerancia y trabajar por la paz. Pero no un pacifismo como valor absoluto, pues esto nos llevaría a la moral del esclavo, En esto los indígenas –hombres y mujeres de Cochabamba- nos dan un ejemplo de defensa de la dignidad humana pues hacen de la guerra del agua una guerra moral. También se precisa modestia para entender el mundo desde un punto de vista más pragmático -los anglosajones, quizá, nos superen en esto a los latinos-, porque no todo lo natural es lo bueno y “ser” no es lo mismo que “deber ser” (falacia naturalista); ¿Es bueno que viviendo la revolución de la globalización, formando parte América de Occidente, en Bolivia los niños no tengan acceso a los servicios básicos -que se alcanzaron en Europa en el siglo XIX- y tengan que beber el agua recogida de la lluvia? ¿Están mejor hoy los habitantes del Sahara que cuando estaban bajo protectorado español? A veces las ideas de etnia, pueblo, y nacionalismo pueden ser una tentación para la tiranía.

2º La película, Religión y los valores.Otras formas de conocimiento -también respetables, pues buscan la verdad- son el arte (como esta película de cine) o la religión, que apelan a la pasión, a la imaginación o a la verdad de la autoridad. Muchos de cuantos trabajamos en derechos de primera o segunda generación (la salud o la educación) sabemos que los derechos no existen en la naturaleza, que no hay una ética universal, pero que vamos ganando poco a poco ese terreno a los derechos. Y esto es inquietante para muchos, o fascinante para otros. En esta globalización que ya ha llegado, en la sociedad del conocimiento, tan sólo la razón nos podrá conducir –como diría Popper- a una sociedad abierta que nos prepare para la responsabilidad. Deberíamos defender un nuevo humanismo tecnológico incorporando estas nuevas tecnologías de la información y comunicación (TIC) como ya se está haciendo con la Web 2.0, aunque sin olvidar que no es lo mismo sociedad digitalizada que sociedad del conocimiento.

3º La Educación.Todos reconocemos que es el pilar básico –emancipa al hombre- de nuestra sociedad del bienestar, ahora cuestionada. Pero pienso que no deberíamos descansar en la escuela y en el profesor toda esta responsabilidad de la educación, pues la familia debería jugar un papel más relevante -también la salud se gana y se pierde en la familia (no solo en el sistema sanitario) en la adquisición de conocimientos, actitudes y habilidades.
Mi opinión respecto del viaje de la EMOCION 2.0, es que veo el peligro de presentar la escuela de hoy desde una perspectiva que pone demasiado énfasis en categorías absolutas como utopía, diálogo para solucionar todos los problemas, mundo de colores, magia, emoción etc… (que se deslizan a lo largo de la documentación que se entrega en la película) y todo bajo ese manto que se ha criticado como el relativismo cultural que afecta a Europa y a Occidente, y que impediría afrontar los retos de nuestro tiempo. Vamos, que sobresale esa visión de la educación de Rousseau frente a esa otra más pragmática de Hobbes que reconoce la competencia, el esfuerzo, el renunciar a parcelas de derechos –como la libertad, que no existe- a favor del Estado para conseguir otros derechos como la seguridad y resolver así otras contingencias humanas. Vamos, una perspectiva más liberal que presenta también un Estado humano y bienhechor.
Frente a la crisis de la revolución industrial aparecieron los movimientos “ismos” como el ludismo –culpar a las máquinas o a la ciencia de los males del mundo-, el socialismo utópico, los nacionalismos, hippismos etc… Hoy, frente a los retos de la globalización también se corre el riesgo de otros movimientos irracionales y románticos -como nuevos luditas- que enarbolan la bandera romántica contra la ciencia y la culpan, junto a la codicia humana, de ser responsable de todos los males del mundo.

viernes, 10 de diciembre de 2010

OMNIPRESENTE VALOR "P"



¿Quién vive? Quien pesa y mide.
Con ésto, acudo presto al refranero castellano - a esa fuente de sabiduría popular o saber pragmático- con el ingenio del aforismo pero, más si cabe, con genio y ganas de dar una coz a la omnipresencia de la "p" en la literatura científica. Parece como si nos gratificara sobremanera aquel veredicto de lo "estadisticamente significativo", de hallar un valor "p < 0.05". La fascinación de la "p" es como estos espantapájaros de la Vega que ilustran el post, que nos proporciona una falsa impresión de objetividad.
Por otra parte, para inferir parámetros de una forma más descriptiva e informativa parece mejor solución recurrir a la "estimación por intervalo". Vámos, que es mejor medir (es lo que hacemos en la estimación por intervalo), que decidir (es lo que hacemos con el valor "p" en los test de hipótesis).

El valor "p" o significación estadística tiene que ver con la toma de una decisión: por ejemplo, rechazar la hipótesis nula (Ho) de no asociación o no diferencia entre los éxitos de un nuevo tratamiento frente a un tratamiento convencional.

Si la "p" o probabilidad de los datos obtenidos es alta (>5%) decidiremos no rechazar la conjetura de partida o hipótesis nula inicial -que decía que ambos tratamientos eran igualmente eficaces-. Consideraremos que habrá sido la variabilidad de los datos o el azar(a mayor número de muestra mas fácil es obtener valores significativos o valores de "p" pequeños) los responsables de las diferencias de éxito que hemos encontrado entre los dos tratamientos.

Por el contrario, si el valor "p" es <5%, concluiré en rechazar la hipótesis de partida por haber hallado resultados estadisticamente significativos; es decir, con una probabilidad pequeña de que la variabilidad de los datos o el azar del muestreo expliquen las diferencias en los éxitos de los dos tratamientos y, por lo tanto, aceptaremos que un tratamiento es más exitoso que el otro.

Pero no debemos olvidar dos riesgos de estas pruebas: que este criterio del 5% es convencional, pues significa que en 5 de cada 100 veces (error I o alfa) que repitiéramos el experimento, de haber actuado como hemos actuado, nos habríamos equivocado al rechazar la Ho cuando ésta realmente era verdadera. Pongamos un ejemplo: en los pasados mundiales de Sudáfrica el ya fallecido pulpo Paul -no sabemos si murió de éxito- acertó el resultado de 8 partidos del mundial seguidos. Como la probabilidad (binomial) de acertar 8 éxitos (quién ganaba entre dos equipos) de 8 eventos -lo mismo podía ser acertar cara o cruz en ocho lanzamientos- fue de 0.004, deberíamos rechazar la hipótesis nula -aquella en la que tan sólo acertaba en el 50% de las ocasiones- y aceptar una hipótesis alternativa (que algo había, o bien el pulpo era un adivino, o el dueño lo manipulaba, lo cual sería un sesgo en un estudio, o bien que fuera mera chiripa -error alfa-). De igual manmera que en Casablanca de Bogart siempre nos queda Paris, en ciencia siempre nos quedará la incertidumbre de una asociación.

Con los test de hipótesis o valor "p" o "significación estadística" también corremos otro riesgo: el error tipo II o falta de potencia del estudio. Consiste éste en no rechazar la Ho o conjetura inicial cuando en realidad fuera falsa.

Una cuestión primordial es no confundir lo "estadisticamente significativo" con lo clínicamente relevante, ya que esto último es definido a priori por el investigador.Así, mejor que decidir se propone medir un efecto, una tasa o razón de tasas presentando además del estimador puntual, que nos dice la magnitud de la asociación, un "intervalo de confianza" cuya amplitud dependerá de la variabilidad de los datos y del tamaño de la muestra y de la confianza o seguridad en ofrecer esa estimación (generalmente el 95%). Si repitiéramos indefinidamente el estudio, con una confianza del 95%, encontraremos el verdadero parámetro de la población que estamos estimando dentro del único intervalo de confianza que hemos calculado.

sábado, 27 de noviembre de 2010

TRASNOCHAS Y MADRUGAS



El pasado jueves 25 de noviembre asistí, en el CENIEH de Burgos, a un Seminario sobre Dieta y Evolución Humana. El Dr. José María Ordovás, de la Universidad de Tufts de Boston, nos alertó sobre la epidemia de obesidad. Al parecer, uno de los muchos factores de riesgo está en la alteración de los relojes circadianos. A menos sueño, más obesidad -señaló-. Actualmente, dormimos 1,5 horas menos que hace un siglo.
Los seres vivos tenemos patrones fisiológicos rítmicos. Los mamíferos disponemos de mecanismos adaptativos a los cambios ambientales predecibles, como el día y la noche.
Es el llamado "circadian clock", unas veinte mil células situadas en el Núcleo Supraquiasmático del Hipotálamo que cuentan el tiempo. La luz del sol se encargaría de sincronizar diariamente estas células estimulando unas células de la retina con el pigmento melanopsina, que a su vez estimularían el Núcleo y, posteriormente, la Epífisis -ese tercer ojo que segrega melatonina encargada de regular nuestras funciones fisiológicas.
Pero hemos sabido que aquel refrán "a quién madruga Dios le ayuda" no deja de ser un enunciado reciente que, eso sí, se presenta como socialmente deseable. Los cronobiólogos nos dicen que se pueden definir distintos estilos de personas según interactúen con el medio. Así se propone que existen personas búho o "Trasnocha" y otras tipo alondra o "Madruga". Sin ir más lejos, en Quintanilla del Agua dos familias reciben estos apodos. Mi bisabuelo Santos Ortega y Ortega era "Trasnocha". Su hermano Bonifacio era "Madruga". De este modo, parece que mi bisabuelo conservaría más copias de ese gen "búho" que su hermano, lo que otrora significó una ventaja adaptativa de nuestros ancestros útil para vigilar el clan. Existen investigaciones que refieren que los "Trasnocha" incrementan la atención y resisten mejor la fatiga mental. Así, se señalan algunos perfiles carcaterísticos de ambos estilos. Mientras los "Madruga" tenderían al realismo, a la racionalidad, a lo tradicional y a la rigidez, los "Trasnocha" tenderían a ser mas emocionales, imaginativos, a manejar datos abstractos y simbólicos y a la creación.

lunes, 8 de noviembre de 2010

EMOCIÓN Y RAZÓN



En Quintanilla del Agua las verrugas vulgares (papilomavirus) se curan contando estrellas o escondiendo bayas de enebro. Pero la existencia de este pensamiento sobrenatural sobre la terapéutica de esta enfermedad no es algo que pertenezca en exclusiva a las gentes del Arlanza. El mito y el rito –como realización mágica de los deseos- son comunes a muchos humanos de toda condición y siguen vigentes en nuestros días: pulseras mágicas, astrología, mal de ojo, homeopatía, conjuros, consagraciones…

En la historia evolutiva humana parece que prima la emoción sobre la razón y el cerebro, lejos de ser una máquina racional, tiene por primordial objetivo la supervivencia, por lo que la gran mayoría de nuestras acciones son inconscientes y automáticas – a través del sistema límbico, de ese cerebro primitivo que compartimos con los mamíferos- y solo una pequeña parte de la conducta será consciente y voluntaria. También la creatividad y la memoria estarían al servicio de la supervivencia. Así es que la historia de la humanidad parece más una historia de las emociones que de control racional –las pasiones y los las penas han llenado mas cementerios que los médicos y los necios aseveró Larra.

Como el pensamiento lógico no puede dar respuesta a todas las incertidumbres del hombre, éste necesitaría de la irracionalidad como mecanismo defensivo, para crear un orden y dar una explicación emocional a los hechos - para el cerebro sería mejor tener algo que nada-. El hombre sería así un ser espiritual porque posee un cerebro con sentido de la trascendencia.

Por todo esto podemos decir que en religión o en arte, esas otras formas de conocimiento sobre las contingencias humanas, la realidad no es suficiente. En el arte el virtuosismo nunca ha servido para transmitir lo real. Cervantes defendió con brío el realismo en sus novelas, pero su héroe Don Quijote, para ser creíble, para buscar la gloria, necesitó de la locura, de la irracionalidad.
Por el contrario, para las contingencias naturales, la ciencia es la herramienta más poderosa, aunque sabemos que si algo caracteriza este saber es la incertidumbre.

Bueno, dejo este post pues me voy a contar estrellas…las del Real Madrid-Atlético de Madrid, cosa muy humana, llena de afectos desenfrenados como el odio, el amor, la venganza, la ira…

martes, 21 de septiembre de 2010

LA GRIPE. ¿QUIÉN PAGA EL PATO?




El virus de la gripe se considera el agente con mayor potencial epidémico para afectar a los humanos por su transmisibilidad, virulencia y peculiar genoma -con enormes posibilidades de variabilidad antigénica- que le permite eludir la inmunidad de la población. Además, existe un amplio reservorio en la naturaleza, fundamentalmente en aves palmípedas.
Se comprende, entonces, la inquietud generada el pasado 11 de junio de 2009 cuando al OMS declaró alerta 6 o situación pandémica, afortunadamente, de moderada severidad.
Un año después, finalizada la pandemia -10 de agosto de 2010-, esperamos que la transición del virus H1N1 hacia un virus estacional no nos depare sorpresas pues, aunque impredecible, se espera continúe circulando esta estación y afectando a edades jóvenes con la posibilidad, en algún caso, de provocar formas clínicas graves. De ahí que se preconice extremar la vigilancia epidemiológica y la vacunación.

Y en este escenario del mundo se ha acusado a la OMS de haber protagonizado una farsa; vamos, de haber exagerado la amenaza. Pero...
¿Quiénes son los personajes de este teatro épico?

Desde la distancia necesaria para una conciencia crítica -ésto le haría feliz a B. Brecht-, los personajes son: los técnicos, que evaluamos los riesgos siempre de manera crítica y provisional; los políticos, encargados de gestionar esos riesgos y de tomar decisiones correctas, y la prensa, como intermediaria en esa responsabilidad de transmitir información científica a la opinión pública.

Aunque el mundo de la ciencia no está libre de comportamientos deshonestos, han sido legión los militantes lamentándose de la industria, de esa codicia que parece gobernar el mundo, la OMS y la sociedad. Los radicales, como nuevos luditas, enarbolan la bandera romántica contra la ciencia -por globalizada- y contra ese hombre moderno inteligente pero malvado.
Pero esta postura es cientificamente equivocada e historicamente incorrecta -se dudó hasta de que existiera el nuevo virus, de la definición de la pandemia, de la composición de los comités de emergencia...- Diferentes medios de prensa y algunos políticos se lamentaban con aquello de "ya lo decíamos..." -sin duda, ¡qué fácil es predecir el pasado!
Entonces... ¿Quién pagará el pato?
Pues el ciudadano con su desconfianza en los programas de vacunación.
Pero, tratándose de la gripe, más que de una farsa, cabe la posibilidad de que ésto solo haya sido un interludio, un sainete.

martes, 14 de septiembre de 2010

EL ÁRBOL DE LA VIDA. La Imagen de los seres vivos


El pensamiento científico resurgió en el Renacimiento, momento en que se reivindicó buscar las causas de las cosas en la propia naturaleza y no en los dioses. Ésto es lo que viene a decir Stephen Hawking de la física en su anunciada obra "El gran diseño" -por cierto, una obviedad, pues en biología hace mucho tiempo que se olvidó el vitalismo (preguntar el por qué y el para qué)-. Solamente las herramientoa tienen finalidad; los seres vivos lo que tienen son funciones. Por eso la ciencia estudia el qué, el cómo funciona y el cómo llegó a ser.

La Medicina dominó el cultivo de la Biología hasta el siglo XIX (la anatomía de Andrea Vesalio, la fisiología de William Harvey, la teoría celular de Rudolf Virchow...). En la actualidad, la fusión de la genética con la bioquímica ha desembocado en la biología molecular.

La Biología de hoy aborda dos tipos de cuestiones: unas se refieren a cómo son las estructuras o los mecanismos de los organismos; es la Ontogenia. Otras interrogan sobre las explicaciones al por qué los organismos son como son, a los cambios secuenciales en las especies; es la Filogenia. Estas cuestiones tan relevantes encuentran respuesta en el Neodarwinismo, teoría que concilia la naturaleza discreta del gen (genética) con el gradualismo darwiniano (selección natural). Y, quizás, las mayores innovaciones biológicas se hayan producido más por el "chaparrón" del gen que por la "lluvia fina" de la selección natural.

¿Cuál ha sido la imagen y cómo se ha concebido al hombre y a los seres vivos?
René Descartes concibió al hombre como una máquina biológica a la que Dios dió forma y funciones, a pesar de ser pionero de esta revolución del s. XVII en la que ya se considera a la naturaleza sometida a las leyes deductivas de la matemática.

El cuerpo del hombre y su naturaleza han sido objeto de todo tipo de analogías y metáforas. Luis Lobera de Ávila imaginó el cuerpo en analogía militar, como un elegante y hermoso alcázar. También se ha concebido como un árbol invertido, con la cabeza representada por las raices, el tronco, y las ramas como extremidades.
Para el conjunto de los seres vivos Aristóteles imaginó escalas con el hombre en la cumbre. Las escalas de especies se han utilizado en taxonomía (Linneo) y en estudios de biología comparada, que concebían al hombre en una evolución de complejidad ascendente.

Comprender la fascinante historia de la vida necesita de la evolución. A partir de Darwin la historia de la vida se ha concebido como descendencia con modificaciones (por azar, mutaciones o selección natural).
En el árbol genealógico de la vida se ven relaciones entre especies: especies diferentes con ascendentes comunes. Los linajes evolucionan y se heredan las modificaciones. Pero evolucionar no significa mejorar o progresar. El ajuste (fitness), la aptitud, se refiere al medio, no al progreso. Hace cien años unicamente se hablaba del reino animal y del vegetal. Actualmente, el árbol de la vida, con tronco común, se representa mediante tres clados principales: bacterias,eucariotas y arqueas.

viernes, 16 de julio de 2010

GENOTIPO ECONÓMICO: Obesidad


Homo sapiens, la última rama de la evolución humana, aquel hombre que comía para vivir, nos dejó una herencia envenenada: su "genoma económico". Este genotipo thrifty, muy eficiente en épocas del hombre cazador, cuando almacenaba grasas rápidamente para afrontar tiempos frecuentes de ayuno, le permitió convertirse en el auténtico superviviente (James Neel, 1962). Pero aquella era la época del Greco, de Modigliani o Giacometti, en la que lo habitual era vivir estirado. Pues para un uso eficiente de la energía, del combustible, parece precisarse un umbral de actividad física; vamos, que habría que conservar y rellenar el glucógeno muscular y oxidar los ácidos grasos para maximizar nuestra supervivencia. Nuestros antepasados sobrevivieron por selección natural (éxito reproductivo y mutaciones), pero por el sedentarismo,la agricultura y la recolección, se fué relajando esa presión selectiva.
Hoy, por el contrario, se impone la estética "boteriana", época del exceso, de la exageración, de un hombre que "vive para comer", de una vida sedentaria con una dieta hipercalórica (éste sí parece motivo auténtico de calentamiento global).
Así es que, si me permiten la licencia, recurro al colombiano Fernando Botero para vehiculizar la metafísica de la actual epidemia de obesidad. Porque en este caso no es que el artista deforme o imagine la realidad, es que la pinta con realismo (y no precisamente mágico).
El que fue mi profesor y colega en Madrid, Ramón Banegas, publica hoy en la prensa que, en España, el 25% de los menores de 24 años padecen sobrepeso y obesidad; esta cifra alcanza el 50% a la población de entre 25 y 60 años.
Se ha denominado "fenotipo intermedio" a un conjunto de factores de riesgo cardiovascular ( como obesidad, indicadores antropométricos...) que tienden a agregarse en individuos y ocasionan el llamado "Síndrome Metabólico" (obesidad central mas dos factores como intolerancia a la glucosa, hipertensión, disminución de HDL colesteriol y aumento de triglicéridos). Se están intentando establecer valores de normalidad para estos factores y, aunque las relaciones de la dieta con las enfermedades cardiovasculares son poligénicas, se precisan políticas de acción como el Programa NAOS (nutrición y actividad física) para prevenir esta primera epidemia de enfermedades crónicas.