martes, 26 de enero de 2016
REGLAS Y CONSEJOS DE DON SANTIAGO RAMÓN Y CAJAL
Con 45 años, en 1897, D. Santiago Ramón y Cajal escribió un discurso para su ingreso en la Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales de España: “Reglas y consejos sobre investigación científica en España”, que fue editado como libro en 1923. Los capítulos que aborda son:
I) La observación y la experimentación –razonamientos inductivos y deductivos- son las fuentes del conocimiento.
II) Luchar contra el sofisma de autoridad –como Galileo refutó a Aristóteles.
III) No se debe distinguir ciencia y técnica ni teoría de práctica –ya lo hizo Pasteur con la analogía del árbol y la fruta-. Tampoco es preciso un especial talento para la ciencia - “I haven´t special talent. I´m only extremely curious”-. Únicamente se debe de tener curiosidad, perseverancia, independencia y amor a la patria y a la gloria.
IV) Inspirarse en la Naturaleza, causa y ocasión de todos los libros.
V) Evitar la enfermedad de la voluntad, el enciclopedismo, la teorización. El libro se subtituló: “Los tónicos de la voluntad”.
VI) Compatibilizar tarea profesional con investigadora.
VII) Evitar explicaciones aventuradas. La observación, experimentación y tests de hipótesis darán la razón de los fenómenos.
VIII) En España la redacción científica tiende a la hipérbole y a la dilución aparatosa. Estilo sobrio, sencillo y sin afectación.
IX) La naturaleza ha sido piadosa con la vejez por la resistencia del cerebro al paso del tiempo. Somos escultores de nuestro propio cerebro.
X) El Estado debe aprovechar los dones de aprender de las clases humildes por el bien de la nación.
XI) Se crea la Junta de Ampliación de Estudios y Pensiones pues Cajal, entusiasta, pretende que los estudiantes salgan a Francia, Inglaterra y Alemania. Los españoles, dados al espíritu aristocrático (vanidad irresponsable), la Inquisición (el clero se olvidó del hombre y de la naturaleza y hoy no vence la fe, sino la ciencia y la riqueza), las guerras inútiles, los Austrias, y otros… causaron el tradicional atraso de nuestro país en ciencias.
El deleite intelectual estará en la ciencia que, a modo de iglesia de la naturaleza, tendrá como bóveda el cielo, como lámpara el sol, como altar la tierra y como ofrenda el conocimiento.
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