miércoles, 16 de mayo de 2012
TUBERCULOSIS: LA ENFERMEDAD DE LA PASIÓN
Esculapio, dios de la medicina, dijo:
“Si ansías conocer al hombre, penetrar en su trágico destino ¡hazte médico, hijo mío!”
Porque, amigo lector, es menester recordar que nunca fue tan certera esta sentencia como cuando se refiere a las enfermedades infecciosas que, a juicio de William Mc Neill, marcaron el devenir de la humanidad. Pues la epístola de hoy trata de una trágica, devastadora y funesta enfermedad, la tuberculosis, que ha afligido al hombre desde tiempos remotos, desde el neolítico, época en la que aumentó la población y se domesticó el ganado. Existen evidencias de la enfermedad desde hace 9000 años en Haifa (Israel) y en un caso de mal de Pott (tuberculosis vertebral) en Heilderberger (Alemania) hace 5000 años.
Fue Robert Koch quien descubrió en 1882 un bacilo largo (3-5 micras) del género Mycobacterium (M. tuberculosis), del que se conocen cincuenta especies. El bacilo ha sido el protagonista de las representaciones artísticas y culturales de todas las épocas. Y el horror a esta enfermedad se manifiesta no sólo en el mundo de la pintura, ejemplificado con este “grito” de Edvard Munch (su madre y su hermana murieron de tuberculosis), sino también en el mundo de la literatura, de la ciencia… Fueron tuberculosos famosos: Antón Chéjov, el poeta Jhon Keats, el médico Andrea Vesalio, Kafka…
Enfermedad mixtificada hasta que llegó la era antibiótica (la estreptomicina se descubrió en 1944), la tisis era considerada como la enfermedad del alma, de la pasión, ya que era la causa de la muerte de mas de la mitad de quienes enfermaban, en su mayoría jóvenes.
En el hombre la patología tuberculosa se produce por tres especies: M. tuberculosis, M. bovis y M. africanum. El reservorio es humano y se transmite por aerosoles. El bacilo posee poca patogenicidad pues necesita infectar a 20 personas para provocar un nuevo caso de enfermedad, pero presente elevada virulencia y mortalidad sin tratamiento antibiótico.
Mientras la epidemia actual de Tuberculosis se desarrolla en África, en el siglo XX se vivió en Asia y en Europa se padeció en los siglos XVIII y XIX, con la industrialización, la pobreza y el hacinamiento como protagonistas. Por entonces la mortalidad por tuberculosis alcanzaba cifras de hasta el 25%.
Mas cerca y reciente en el tiempo, en Burgos, en 1930, según el Boletín Técnico de la Dirección General de Sanidad se produjeron trescientos fallecimientos (4,1% de la mortalidad en ese año).
Actualmente se declaran unos 80.000 casos en Europa y la enfermedad aún supone un desafío para su control por los problemas sociales, las inmunodeficiencias y las resistencias a los antibióticos.
¡Consérvate bueno!
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