martes, 15 de noviembre de 2011
LA GUERRA DE LOS BOTONES
Gracias a ti, Julita,apasionada maestra de mis hijos, de nuevo hemos podido disfrutar de otro preestreno en Burgos dentro de ese mirífico proyecto sobre cine y escuela. Esta vez se trataba de un “remake” de otro film basado en la novela “La guerra de los botones” del maestro Louis Pergaud. La película, además de entretenida, es educativa e informativa y, sinceramente, aquella noche mereció la pena abandonar la blandura del hogar.
Por otra parte me tomo la licencia de la crítica y aporto mi colaboración en esa actividad propuesta como 3x1.
Aunque la literatura o el cine no nos salvan de los conflictos o de las contingencias de los humanos, sí nos muestran, a veces, la realidad violenta e injusta del mundo - esto le haría feliz a Tolstoi- . Solamente la ciencia y la cultura nos harán dueños de nuestros destinos. Ciertas ideas como la igualdad y la libertad forman parte del derecho natural ya que luchan contra el autoritarismo. Pero solamente la ley y el Estado pueden limitar esa libertad para salvaguardar la de otros. Hay conflicto siempre que dos intereses no confluyan o se perjudique a terceros. Y únicamente cabe una solución impuesta por el Estado o la guerra pues puede que ese conflicto no tenga solución.
En mi opinión, en el “haber” de esta película deben figurar tres hechos significativos:
- Los chicos nos dan una lección de pragmatismo para dirimir sus problemas de identidad social y biológica, para asegurar la cohesión como grupo, para luchar por su pueblo (territorio), por la comida (los frutales en sus lindes) y por las chicas (Violette). Con esta guerra pienso que lo que hacen es canalizar el conflicto, inherente y consustancial al hombre. De lo que se trata es de conocer cuando un conflicto deviene en violencia y de cómo saber gestionarla. En esto, me parece que los chicos dan una lección a los adultos (al alcalde y a los políticos). Los chicos aman a sus pueblos, pero no caen en el dogma del fanatismo.
- También destacaría la figura de Lebrec que encarna el liderazgo, la fuerza moral del esfuerzo, la autenticidad de esos valores que también le transmite la escuela. Liderazgo ausente en la Europa actual, sumida en el relativismo, en lo políticamente correcto y en esa falsa solidaridad de los ejércitos pacifistas.
- Por último, destacan valores universales como la libertad, la rebeldía frente al padre o la autoridad del maestro, la solidaridad auténtica en la defensa de la niña judía… en fin, valores líquidos que impregnan una atmósfera de autismo social (la del socialnacionalismo).
Y quizá, porque algo debe figurar en el “debe”:
- Un abuso de ideas fuerza como democracia (Hitler fue elegido en las urnas), laicidad, ilustración, solidaridad, buenismo… y otros tópicos pues, a mi juicio, subyace una visión naturalista, idealizada (con hermosos paisajes y lugares) y romántica que se aleja de esa perspectiva racionalista más propia de Occidente que, en la época en que se contextualiza la guerra de los botones, derivó en la patología de la razón, en el relativismo y el totalitarismo.
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