miércoles, 17 de enero de 2018
HOMENAJE A LA DOCTORA CHARO EN SAN JUAN DEL MONTE
EL RINCÓN DE CHARO
¡El tiempo cura! Mmmmm…. No sé… ¡Quien de verdad curaba y se entregaba a sus pacientes era Charo!
Al menos el tiempo es un buen autor, pues encuentra finales felices -debieron pensar su hijo y Germán, su esposo-. La jornada del sábado 14 de octubre de 2017 en San Juan del Monte debió llenarles de alegría e íntima satisfacción al saber que los servicios que la Doctora Charo había prestado a sus pacientes, con entusiasmo y desvelos, se veían correspondidos por los vecinos con un singular jardín, umbrío y recoleto, que lleva su nombre: “El rincón de Charo”. Con un sol radiante y ambiente cálido, las gentes de San Juan, francos y cordiales, me confesaron la hospitalidad, la vocación, la entrega y la humanidad que signaron el ejercicio profesional de la Doctora Charo.
La más discreta cualidad, pero la más grande, con que la naturaleza favoreció a Charo fue su humildad y el amor a la familia –dijo su hermano, el sacerdote oficiante, quien pidió una oración por ella a los asistentes a la Eucaristía-.
Y en aquel rincón de la provincia, hombres recios, de piel atezada como Félix, me confesaron que Charo había sido una bendición cuando atendió a sus familiares; vamos, una samaritana para los vecinos, merecedora sin duda de aquel riguroso y cabal acontecimiento al que asistimos familiares, vecinos, amigos y colegas.
Y el reloj sombrío que mide indiferente las horas tristes con su tic tac metálico se había parado para siempre. Ni acerbo ni punzante –diría nuestro poeta y colega Carlos de las Heras- no hay un solo adjetivo que mitigue la ausencia de Charo. No, el tiempo no cura, pero sabemos que cuando el reloj se detiene, para quienes aman, el tiempo es eternidad. Charo estará siempre en nuestra memoria.
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