martes, 2 de diciembre de 2014
BURGOS CON EÑE
El pasado domingo 23 de noviembre recaló el festival eñe en Burgos, la ciudad del frío, apelativo ganado con absoluto merecimiento pues la acogida al evento anduvo lejos del entusiasmo: apenas una veintena de espectadores asistimos al Instituto de la Lengua a escuchar a Agustín Fernandez Mallo, el autor del proyecto nocilla, de la post-poesía, del realismo complejo. Y como la literatura es mi amante –decía Chéjov- aquella tarde sacrifiqué el fútbol (al tiempo jugaba el Real Madrid) para conocer esa conexión que el autor explora entre arte y ciencia, la empresa cultural mas importante de la humanidad.
Un escritor popular que sitúa en el mismo nivel la cultura de élite que la de masas -en literatura, como en el ejército, todos los rangos son importantes-. Nos confesó que la estructura de su narrativa no es lineal, sino en redes, fragmentada, como el mundo de hoy, complejo. La red, lo urbano, la publicidad, la modernidad se impone a la tradición. Piensa en la nueva realidad desde otra perspectiva, desde un territorio fronterizo. Aunque él -su obra- transforma la realidad desde esa nueva perspectiva, reconoce que escribe sin pensar en los lectores.
En fin, un autor que se adentra en el llamado humanismo tecnológico, en una tercera cultura, aunque se muestra contradictorio cuando dice que cuando escribe -su obra, su poesía-, no piensa en los lectores. Y me temo que quien no sabe dónde va casi nunca llega donde quería ir. La religión esta para creer en lo que no se ve y el arte, la literatura, para imaginar la realidad y, en muchas ocasiones, para evadirse de ella . Ciencia y arte juntos, sí, pero yo me quedo con que es más la ciencia que la nocilla quien ha endulzado la vida de las gentes. Vivimos un nuevo realismo –complejo, dice AFM- aunque somos la misma historia contada desde otra perspectiva.
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