El comportamiento altruista en las personas y en sociedades
animales es común pues pretende no ya la supervivencia del individuo sino de la
especie. “Ser buenos” se convierte en un incentivo como consecuencia de la
selección natural, de la misma forma que la higiene puede ser contemplada como
origen de la moral. Esforzarse en tener la vivienda limpia no solo minimiza el
riesgo de infecciones en ti, sino en la comunidad, y el beneficio para el actor
(el beneficio individual pasaría por el altruismo) sería mayor que su coste.
¡Otra manera de ver el “mutualismo”!
¿Cómo es el mutualismo en los seres vivos?
Las plantas tienen un ancestro común marino, las algas
verdes, con cloroplastos donde se efectúa la fotosíntesis. Los cloroplastos se
piensa que descienden de las cianobacterias por simbiosis, que es una fuente de
cambios evolutivos. Las algas verdes colonizaron la tierra hace 490 millones de
años (m.a.) y genes de los cloroplastos quedaron ya en las plantas. Primero las
gimnospermas (350 m.a.)
y después las angiospermas, con flores, (entre 140 y 65 m.a.) que, desde entonces,
han coevolucionado con insectos y pájaros.
Coevolucionar es interactuar, aunque solemos pensar que es el parásito el que evoluciona y el hospedador se hace tolerante. Pero ser tolerantes o virulentos no añade biodiversidad, aunque puede ayudar a cambios estables. De esta forma los humanos hemos coevolucionado con la microbiota intestinal. El mutualismo (gérmenes y hospedadores nos beneficiamos) es una forma de coevolución. También lo es la relación depredador-presa o la polinización.
Coevolucionar es interactuar, aunque solemos pensar que es el parásito el que evoluciona y el hospedador se hace tolerante. Pero ser tolerantes o virulentos no añade biodiversidad, aunque puede ayudar a cambios estables. De esta forma los humanos hemos coevolucionado con la microbiota intestinal. El mutualismo (gérmenes y hospedadores nos beneficiamos) es una forma de coevolución. También lo es la relación depredador-presa o la polinización.
Las bacterias pueden ser saprófitas, mutualistas, comensales
(relación neutra) o parásitas (patógenas). Algunos comensales como la E. coli o el Streptococo mitis
pueden pasar a patógenos ocasionando síndrome hemolítico o sepsis. Pero no hay
relación entre virulencia e infectividad pues los gérmenes suelen ser clonales,
especializados, poco diversos, aunque, en ocasiones, intercambian material
genético para conseguir ajustarse al medio mediante bacteriófagos intracromosómicos
o por plásmidos extracromosómicos.
Los hongos suelen tener un mutualismo obligado con las
plantas constituyendo las micorrizas, como la trufa, un hongo ascomiceto en
mutualismo con una planta como nogal, encina o roble.
Y, por último, el protagonista del post de hoy: un liquen. Lo
encontré cortando leña en el monte “El Yuso”. Se trata de un mutualismo entre
una planta (un alga) y un hongo, un ascomiceto. Estos líquenes permiten a ambos
superar las adversidades del ambiente: disponibilidad de agua y variaciones en
la temperatura. ¡Ah! Y son tan exquisitos como las trufas pues se usan en
perfumería. Aunque siempre en las relaciones de pareja alguien da más; en este
caso el alga se siente esclavizada por el hongo (helotalismo).