viernes, 16 de julio de 2010
GENOTIPO ECONÓMICO: Obesidad
Homo sapiens, la última rama de la evolución humana, aquel hombre que comía para vivir, nos dejó una herencia envenenada: su "genoma económico". Este genotipo thrifty, muy eficiente en épocas del hombre cazador, cuando almacenaba grasas rápidamente para afrontar tiempos frecuentes de ayuno, le permitió convertirse en el auténtico superviviente (James Neel, 1962). Pero aquella era la época del Greco, de Modigliani o Giacometti, en la que lo habitual era vivir estirado. Pues para un uso eficiente de la energía, del combustible, parece precisarse un umbral de actividad física; vamos, que habría que conservar y rellenar el glucógeno muscular y oxidar los ácidos grasos para maximizar nuestra supervivencia. Nuestros antepasados sobrevivieron por selección natural (éxito reproductivo y mutaciones), pero por el sedentarismo,la agricultura y la recolección, se fué relajando esa presión selectiva.
Hoy, por el contrario, se impone la estética "boteriana", época del exceso, de la exageración, de un hombre que "vive para comer", de una vida sedentaria con una dieta hipercalórica (éste sí parece motivo auténtico de calentamiento global).
Así es que, si me permiten la licencia, recurro al colombiano Fernando Botero para vehiculizar la metafísica de la actual epidemia de obesidad. Porque en este caso no es que el artista deforme o imagine la realidad, es que la pinta con realismo (y no precisamente mágico).
El que fue mi profesor y colega en Madrid, Ramón Banegas, publica hoy en la prensa que, en España, el 25% de los menores de 24 años padecen sobrepeso y obesidad; esta cifra alcanza el 50% a la población de entre 25 y 60 años.
Se ha denominado "fenotipo intermedio" a un conjunto de factores de riesgo cardiovascular ( como obesidad, indicadores antropométricos...) que tienden a agregarse en individuos y ocasionan el llamado "Síndrome Metabólico" (obesidad central mas dos factores como intolerancia a la glucosa, hipertensión, disminución de HDL colesteriol y aumento de triglicéridos). Se están intentando establecer valores de normalidad para estos factores y, aunque las relaciones de la dieta con las enfermedades cardiovasculares son poligénicas, se precisan políticas de acción como el Programa NAOS (nutrición y actividad física) para prevenir esta primera epidemia de enfermedades crónicas.
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