jueves, 12 de julio de 2012
VER Y MIRAR. EL COLOR, EL CALOR Y EL CALOR DEL COLOR.
Ver un águila o un abejaruco es percibir lo primigenio, su apariencia: el porte majestuoso de la rapaz, la fortaleza de sus garras y del pico, o la ligereza y la belleza de las formas y esos colores tornasolados y límpidos de nuestra ave del paraíso (como éstos que nos regala la foto de Darío). Mirar el águila o el abejaruco va más allá, es contemplar, algo más subjetivo e intencional pues trata de conocer su hábitat, sus costumbres… Así que los “pajareros” no solo ven aves sino que contemplan pájaros en busca del conocimiento.
Pero tras esta digresión apunto que para poder mirar lo primero es ver, es decir, medir cómo reacciona un objeto, en este caso un pájaro, ante energías incidentes. Ante nuestros ojos el ave aparece con las formas y colores cuando la luz visible incide sobre él, radiación que tiene una longitud de onda de 0.5 por 10 a la menos 6 metros y oscila a una frecuencia de 10 a la 15 Hz. A su vez el ojo de las aves, mas aguda que la humana, puede rastrear, como los cernícalos, restos de orina o excreciones que reflejan otra radiaciones como las ultravioleta (UV). También ciertos plumajes y el pico de los mirlos reflejan los UV como sistema señalizador.
Y… ¿Podríamos ver el calor de las aves? No. La temperatura de los cuerpos es una radiación térmica o infrarroja que muestra el calor que irradian los cuerpos y que podemos sentir pero no ver. Las aves tampoco ven los infrarrojos, a diferencia de las serpientes que utilizan estas radiaciones para capturar a sus presas. La radiación infrarroja tiene una longitud de onda de 10 a la menos 5 metros y oscila con una frecuencia de 10 a la 12 Hz.
Además existe otra forma de ver objetos: por ejemplo, Watson y Crick fotografiaron la estructura de doble hélice del ADN mediante rayos X y mediante neutrones se pueden observar en 3D estructuras químicas como proteínas de virus.
Y… ¿Cómo medimos la temperatura de los cuerpos?
En el sistema métrico la escala centígrada (cien grados) oscila entre los º0 C del punto de congelación del agua hasta los 100 ºC del punto de ebullición.
La escala Fahrenheit, con rango de 180 grados, oscila entre los 32 ºF para el punto de congelación y los 212 ºF para el punto de ebullición. Así pues la relación ºC y ºF es de 100/180 = 5/9. Por ello, si queremos pasar de ºF a ºC, en primer lugar tenemos que restar 32 grados y después multiplicar por 5/9. De otra manera, si lo que queremos es pasar de ºC a ºF, en primer lugar multiplicaremos por 9/5 y, posteriormente, sumaremos 32 grados. Por ejemplo, nuestra temperatura corporal es de 37 ºC, lo que equivales a: 37 x 95 = 66,6; 66,6 + 32 = 98,6 ºF.
Otra escala de medida de la temperatura es la Kelvin o temperatura absoluta, que sitúa el cero absoluto, es decir, la mínima energía térmica de las partículas y moléculas, por ejemplo un cuerpo negro que no emite nada de energía, en – 273,15 ºC y el punto de fusión del agua (sólido a líquido) en 273, 15 ºC. Por ello la temperatura en K = ºC + 273,15; De esta forma, nuestra temperatura corporal en grados Kelvin será K = 37 + 273= 310,15 K.
Dije que no podíamos ver el calor, pero si podemos medir la temperatura del color. Un cuerpo negro al calentarse emitiría energía a longitudes de onda más cortas y frecuencias más altas (por eso cambia de color un cuerpo cuando se calienta). En fotografía y en astronomía se usa la temperatura de color, medida en Kelvin, que será una medida relativa que compara el color dentro del espectro visible con el que debería emitir un cuerpo negro calentado para emitir a ese color. Las salidas y puestas de sol en fotografía corresponden a 1.600 K (rojizo); un rayo (azulado) corresponderá a una temperatura de color de 30.000 K. En astronomía una estrella que se aleja de la Tierra se desplaza al rojo y una estrella que se acerca se corre hacia el azul.
miércoles, 4 de julio de 2012
EL AZAR EN EL TEATRO DEL MUNDO Y EL VEREDICTO DAUBERT
“Un Hombre de Suerte”. En realidad el pasado sábado 23 de junio fue una noche de suerte para todos los que vimos la representación teatral pues tuvimos el privilegio de contar con la presencia del autor de la obra: José Luis Alonso de Santos. Fue una magnífica representación a cargo de Luis Miguel Orcajo (El Duende de Lerma) en el corral de comedias Felipe-Segundo, ese original espacio escénico que ha construido mi hermano Félix en Quintanilla del Agua (foto recuerdo). Una tragicomedia que protagonizara Juan Luis Galiardo, a quien se rindió un sentido homenaje pues -coincidencias de la vida- había fallecido un día antes. El enigma de la vida, en este teatro del mundo, se escapa a la razón –nos venía a decir el autor.
Pero la obra me recordó la naturaleza irreductible probabilística de nuestras vidas. Ocurre que la gente da mucha importancia a las coincidencias y poca a las evidencias estadísticas – nos dice John Allen Paulus en “Un hombre anumérico”. ¿Saben ustedes que tan solo hacen falta 23 personas reunidas para que exista una probabilidad del 50% de que dos de ellas coincidan en la fecha de cumpleaños? (365*364…*342 / 365 elevado a 23= 0.5).
Y tras esta digresión hablaremos de evidencias y de buena ciencia pues son la incertidumbre y la variabilidad características inherentes a la clínica, a la epidemiología y a la ciencia en general. Por ello es absurda la exigencia del riesgo cero.
Pero… ¿Cómo evalúan los jueces las pruebas científicas? ¿Qué es buena ciencia para el derecho? ¿Qué es el veredicto o la doctrina Daubert?
Pues es un canon de buena ciencia establecido por el Tribunal Supremo Federal de los EEUU en 1993. Consiste en la consideración, por parte de los tribunales, de asociaciones causales a partir del riesgo relativo 2, es decir, de un incremento del 50% de la probabilidad de ocurrencia de un suceso. ¿De dónde sale este incremento del 50%? Pues si entendemos el riego nulo o neutro, de una “odds” por ejemplo o de un riesgo relativo como de valor 1, un incremento de una unidad en una “odds” significará un incremento del 50% ya que Odss = probabilidad / (1 – probabilidad) y, a su vez, Probabilidad = Odss / (Odss + 1); en este caso P= 1/(1+1)= 0.5.
Etiquetas:
Arte y Ciencia,
Epidemiología,
Estadística
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