domingo, 29 de diciembre de 2013
BREVE ANATOMÍA HUMANA EN NAVIDAD
A un seminarista le preguntaron en el exámen ¿Qué es el hombre? Él respondió: "un animal"... Y, tras pensar un poco, agregó: "pero... racional". Los instruidos examinadores convinieron solo con la segunda mitad de la respuesta... Así comienza un cuento de Chéjov que estoy leyendo estas navidades. Sigue con..."la cabeza la tiene cada uno, pero no cada uno la necesita. ¿Y la lengua? Siguiendo a Cicerón nos dice que es la enemiga del hombre y la amiga del diablo y de las mujeres...
El discurso sobre el cuerpo del hombre y su naturaleza ha sido objeto de todo tipo de analogías:los zoomorfos pueblan las iglesias románicas, gárgolas las góticas, con el Renacimiento hasta la arquitectura se humaniza. Luis Lobera representará el cuerpo como un alcazar, con ojos como atalayas, la boca como un molino y la lengua como una vieja. Y como yo soy un alegre melancólico, que diría un chejoviano -valga el oximorón-, amo la vida y huyo de todo subjetivismo.
El cuento viene al caso porque leí, este día de Nochebuena, que un miembro de un grupo defensor de los animales había denunciado al Ayuntamiento de Burgos por montar un Belén viviente. ¡Vaya, como en mi pueblo, que ya va para 20 años que lo venimos celebrando! -me dije-. El asunto trata del maltrato al que se somete al burro, a los corderos y a unas gallinas, todos figurantes en el Portal, pues se les denigra a un papel decorativo (sic). Y como soy médico, iniciado en el secreto del pecado humano, estoy convencido de que no hay literatura que supere el cinismo de la vida real. Y es que en este siglo vamos a afrontar retos que no van a solucionarse con clichés ni con ideologías: el futuro está abierto -nos dice Popper- y tenemos la responsabilidad de hacerlo mejor con libertad y con ciencia. No será con una actitud pánfila como resolvamos los problemas, ni con utopismo vácuo ni falacias naturales, ni con progresismo -esa ideología panfletaria e ilustrada del romanticismo que nos piensa llevar a hacia un progreso humanista, ni con la falacia de la autoridad, ni con la idea fuerza de la igualdad -será igualdad de oportunidades, no de sexos, de cuotas o de derechos de los animales...-, ni con la democracia sagrada, ni con la cultura como teología secular, ni con un modelo platónico del mundo que tropieza en la falacia narrativa, aquella que no quiere ver cisnes negros entre quienes nos describen la realidad.
Así que no sé qué es peor: que el asunto vaya contra el Belén por un fanatismo indocto -¡burro, es el símbolo, el caracter público del Belén, no las creencias privadas de las gentes particulares!- o bien, por otra parte, no sé si se trataría de un asunto de isovalencia. ¿Son iguales los derechos de los hombres que los de los animales? ¿Defendemos una ética antrópica o anantrópica? Acaso... ¿vamos hacia una biozooética? (El filósofo Gustavo Bueno nos recuerda a aquel nazi que dijo:"nosotros los alemanes somos los únicos del mundo que tratamos con corrección a los animales".) ¿Son, acaso, iguales los derechos de los hombres que los de los pueblos? Pero hoy se usa la lengua y el ecologismo biocentrista como arma política y parece rentable. Para los defensores de los animales y de la vida -así, en general- la vida humana no es el centro de la biosfera sino la plaga de una especie -la humana- que prolifera en detrimento de otras. El antropocentrismo del hombre no tiene por qué ir contra otros derechos.¡Es mas, creo que quieren que yo muera! Sí, como una bestia, como un burro o un cordero. Pero desconocen que los hombres no morimos, sino que fallecemos.
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sábado, 16 de noviembre de 2013
AMAR LA CIENCIA Y EL FUTBOL: LA EVOLUCIÓN
Ser intelectual no es incompatible con la pasión deportiva; digamos con el fútbol -a pesar de Eduardo Galeano, quien nos avisó de la desconfianza que sentían los intelectuales hacia el deporte del balompié-. Sin ir mas lejos, el Nóbel de física Neils Bohr (en la foto con Einstein) y su hermano, el matemático Harald, fueron internacionales con Dinamarca.
Confieso que hoy ha sido uno de esos días para amar el futbol. Por la mañana, en la Sala Polisón del Teatro Principal de Burgos, mi amigo Eduardo Munguía, filólogo y editor de Gran Vía, presentaba el libro "Benditos seáis", que nos cuenta la historia -humilde y gloriosa- del Burgos C.F. Le acompañaron dos protagonistas ilustres: José Luis Preciado (a quien tuve el gusto de saludar) y José Antonio Zamanillo, el jugador castreño que militó en el Burgos y en el Atlético de Madrid.
Ya por la tarde tocaba partido épico en Guadilla de Villa-AMAR. Allí, el C.D. Quintanilla del Agua , en el que la mitad de sus jugadores son universitarios- se ha impuesto a su rival -con un raquítico 0-1, y al tiempo inmisericorde -nieve y frío para quedarte tieso, bandas como laderas, el cierzo clavando sus garras en el rostro de los jugadores... Por la noche, partido de la selección contra Guinea Ecuatorial.
Y como este día va de fútbol e intelectualidad, amigo lector, si prestas atención libraré un último partido: el que enfrenta al fútbol con la evolución. Les contaré cómo el fútbol, al igual que la biología, no puede entenderse si no es a la luz de la evolución. ¡Que para eso estamos en Burgos!
¿Qué decir de los encuentros de fútbol? Pues que, como las batallas, nunca son definitivos. ¡Vamos, como la verdad en la ciencia! Los partidos duran 90 minutos. Y ya sé que no es un tiempo geológico el que transcurre hasta el pitido final pero sí el suficiente para que, como una analogía de la vida eterna, quepan el cielo y el infierno: el partido o se gana o se pierde. También queda el purgatorio del empate. Aunque no son teleológicos los encuentros de fútbol –no tienen una finalidad determinada-, van evolucionando con sus argumentos dentro de la cancha, como los argumentos dentro de una teoría: propuestas, conjeturas, hipótesis para explicar los hechos, en este caso el gol, el triunfo, la verdad que se persigue. Y el tiempo corre. ¡Vuela si vas perdiendo! Antes medíamos el tiempo por el santoral, o por el tiempo antropológico, el de las festividades de la cultura popular; o decimos que el tiempo geológico –el de la evolución- se mide en eras, o el histórico en épocas. Pero ahora el tiempo de nuestro tiempo se mide en temporadas de fútbol.
¿Qué ocurre en un equipo de fútbol modesto como el de un pueblo pequeño? Quienes hemos defendido los colores de equipos modestos, como el C.D. Quintanilla del Agua, sabemos que en ellos también se producen los mecanismos de la evolución. Es decir, aquellos mecanismos como el de las poblaciones pequeñas, el de los cuellos de botella, el del azar (esta temporada soportamos otro cuello de botella, el de “La viña del fraile”, marca que nos auspicia). Conservamos los jugadores –como los genes- casi por casualidad, sujetos al frío de la intemperie, al aislamiento, a la precariedad, expuestos a una elevada mortalidad, a la desaparición del equipo. Pero el azar ha dispuesto que desde los años sesenta exista en el pueblo un equipo que se reinventa, compite, sobrevive y cambia su acervo futbolístico. Las camisolas del equipo primero nacieron blancas, anudadas al cuello, para después tornar a blaugranas. Más tarde pasamos de las rojas hasta el verde turquesa de la actualidad. Vamos, que el color de la piel ha ido evolucionando en los equipos de las poblaciones pequeñas. Sí, como la mariposa Biston posada en los abedules, ahora el equipo se camufla, en verde, entre el césped para escapar del juego de los depredadores.
¿Y cómo se reproducen los equipos de fútbol? Este es el segundo mecanismo de la evolución. Influye menos el azar y a los equipos nos aparean por proximidad geográfica. Pero los jugadores eligen un equipo como se elige una pareja, una pasión, unos colores. Hay equipos por los que todos quieren fichar y uno ficha por el equipo que quiere pues hay una épica del club, unos ritos con la función social de integrarse en el equipo. Y el jugador ya forma parte del genoma del club, con una función catártica, para canalizar miedos, emociones… Y sabe que es elegido y seleccionado en el equipo para ganar en variabilidad pues en todos los organismos hay variaciones: el arquero, un lince, defensas como erizos, los delanteros como zorros. Todo por el triunfo. Los lances del encuentro se convierten en ceremonias de apareamiento donde hasta el público toma partido. Los jugadores del equipo se pavonean por los campos mostrando sus colores como si fueran pavos reales desfilando por pasarelas y exhibiendo la fuerza de la juventud, de sus ocelos y plumas tornasoladas.
Un tercer mecanismo de evolución son las mutaciones… Sí. Como los cambios en el material genético, aleatorios o inducidos, en el fútbol se producen al sortear equipos, o por el entrenador al configurar las alineaciones. Estas mutaciones a veces son neutras, pero otras producen jugadores leñeros, como si fuesen oncogenes, o bien equipos con genética de “fair-play” inglés. Otras veces llegan de repente, como un cataclismo: un árbitro sanciona una pena máxima –un fusilamiento al decir de Camus-, o un fuera de juego, o una picardía latina -como la de Hans, nuestro delantero, un artista de la pantomima- que cambia el rumbo del partido. Las sustituciones de jugadores, los lances del juego, o el ambiente de los “hooligans”, en fin, de la epigenética, dibujan nuevos equipos, escudos, nuevas formas, nuevos fenotipos.
Un último mecanismo de evolución es el flujo génico. Los jugadores del medio rural suelen emigrar, o bien nuevos jugadores urbanos colonizan los equipos rurales encontrando nuevos nichos ecológicos donde practicar este deporte. En este último campeonato fútbol de la Diputación Provincial de Burgos se exige un cincuenta por ciento de jugadores locales. Hete aquí la mano del hombre, la de la selección artificial.
Y como consecuencia de estos cuatro mecanismos llegamos a la selección natural de fútbol: un equipo adaptado donde se reproducen los jugadores con las características más favorables. Una selección natural que conduce a equipos deportivos o marrulleros. Futbolistas nacen más que los que pueden sobrevivir en los equipos pues compiten por los recursos y, como el fútbol no es democrático y somos veinticinco, nos vemos obligados a las convocatorias para que todos jueguen partidos. Con el paso del tiempo los equipos cambian, pero todos descienden de una rama del árbol común. Y por eso algunos equipos, como el C.D. Quintanilla del Agua, llevan el árbol en el escudo. La evolución continúa: jugadores como guerreros de una tribu que son capaces de ganarle al equipo del pueblo de al lado y equipos capaces de sobrevivir al paso del tiempo. Digo de la temporada.
Y como este día va de fútbol e intelectualidad, amigo lector, si prestas atención libraré un último partido: el que enfrenta al fútbol con la evolución. Les contaré cómo el fútbol, al igual que la biología, no puede entenderse si no es a la luz de la evolución. ¡Que para eso estamos en Burgos!
¿Qué decir de los encuentros de fútbol? Pues que, como las batallas, nunca son definitivos. ¡Vamos, como la verdad en la ciencia! Los partidos duran 90 minutos. Y ya sé que no es un tiempo geológico el que transcurre hasta el pitido final pero sí el suficiente para que, como una analogía de la vida eterna, quepan el cielo y el infierno: el partido o se gana o se pierde. También queda el purgatorio del empate. Aunque no son teleológicos los encuentros de fútbol –no tienen una finalidad determinada-, van evolucionando con sus argumentos dentro de la cancha, como los argumentos dentro de una teoría: propuestas, conjeturas, hipótesis para explicar los hechos, en este caso el gol, el triunfo, la verdad que se persigue. Y el tiempo corre. ¡Vuela si vas perdiendo! Antes medíamos el tiempo por el santoral, o por el tiempo antropológico, el de las festividades de la cultura popular; o decimos que el tiempo geológico –el de la evolución- se mide en eras, o el histórico en épocas. Pero ahora el tiempo de nuestro tiempo se mide en temporadas de fútbol.
¿Qué ocurre en un equipo de fútbol modesto como el de un pueblo pequeño? Quienes hemos defendido los colores de equipos modestos, como el C.D. Quintanilla del Agua, sabemos que en ellos también se producen los mecanismos de la evolución. Es decir, aquellos mecanismos como el de las poblaciones pequeñas, el de los cuellos de botella, el del azar (esta temporada soportamos otro cuello de botella, el de “La viña del fraile”, marca que nos auspicia). Conservamos los jugadores –como los genes- casi por casualidad, sujetos al frío de la intemperie, al aislamiento, a la precariedad, expuestos a una elevada mortalidad, a la desaparición del equipo. Pero el azar ha dispuesto que desde los años sesenta exista en el pueblo un equipo que se reinventa, compite, sobrevive y cambia su acervo futbolístico. Las camisolas del equipo primero nacieron blancas, anudadas al cuello, para después tornar a blaugranas. Más tarde pasamos de las rojas hasta el verde turquesa de la actualidad. Vamos, que el color de la piel ha ido evolucionando en los equipos de las poblaciones pequeñas. Sí, como la mariposa Biston posada en los abedules, ahora el equipo se camufla, en verde, entre el césped para escapar del juego de los depredadores.
¿Y cómo se reproducen los equipos de fútbol? Este es el segundo mecanismo de la evolución. Influye menos el azar y a los equipos nos aparean por proximidad geográfica. Pero los jugadores eligen un equipo como se elige una pareja, una pasión, unos colores. Hay equipos por los que todos quieren fichar y uno ficha por el equipo que quiere pues hay una épica del club, unos ritos con la función social de integrarse en el equipo. Y el jugador ya forma parte del genoma del club, con una función catártica, para canalizar miedos, emociones… Y sabe que es elegido y seleccionado en el equipo para ganar en variabilidad pues en todos los organismos hay variaciones: el arquero, un lince, defensas como erizos, los delanteros como zorros. Todo por el triunfo. Los lances del encuentro se convierten en ceremonias de apareamiento donde hasta el público toma partido. Los jugadores del equipo se pavonean por los campos mostrando sus colores como si fueran pavos reales desfilando por pasarelas y exhibiendo la fuerza de la juventud, de sus ocelos y plumas tornasoladas.
Un tercer mecanismo de evolución son las mutaciones… Sí. Como los cambios en el material genético, aleatorios o inducidos, en el fútbol se producen al sortear equipos, o por el entrenador al configurar las alineaciones. Estas mutaciones a veces son neutras, pero otras producen jugadores leñeros, como si fuesen oncogenes, o bien equipos con genética de “fair-play” inglés. Otras veces llegan de repente, como un cataclismo: un árbitro sanciona una pena máxima –un fusilamiento al decir de Camus-, o un fuera de juego, o una picardía latina -como la de Hans, nuestro delantero, un artista de la pantomima- que cambia el rumbo del partido. Las sustituciones de jugadores, los lances del juego, o el ambiente de los “hooligans”, en fin, de la epigenética, dibujan nuevos equipos, escudos, nuevas formas, nuevos fenotipos.
Un último mecanismo de evolución es el flujo génico. Los jugadores del medio rural suelen emigrar, o bien nuevos jugadores urbanos colonizan los equipos rurales encontrando nuevos nichos ecológicos donde practicar este deporte. En este último campeonato fútbol de la Diputación Provincial de Burgos se exige un cincuenta por ciento de jugadores locales. Hete aquí la mano del hombre, la de la selección artificial.
Y como consecuencia de estos cuatro mecanismos llegamos a la selección natural de fútbol: un equipo adaptado donde se reproducen los jugadores con las características más favorables. Una selección natural que conduce a equipos deportivos o marrulleros. Futbolistas nacen más que los que pueden sobrevivir en los equipos pues compiten por los recursos y, como el fútbol no es democrático y somos veinticinco, nos vemos obligados a las convocatorias para que todos jueguen partidos. Con el paso del tiempo los equipos cambian, pero todos descienden de una rama del árbol común. Y por eso algunos equipos, como el C.D. Quintanilla del Agua, llevan el árbol en el escudo. La evolución continúa: jugadores como guerreros de una tribu que son capaces de ganarle al equipo del pueblo de al lado y equipos capaces de sobrevivir al paso del tiempo. Digo de la temporada.
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viernes, 18 de octubre de 2013
NANOTECNOLOGÍA: Menos es más.
Si prestan atención les contaré cómo la Nanotecnología ya ha llegado a nuestras vidas. En las ciencias aplicadas, también en la medicina, hemos pasado de la escala micro (10 a la menos 6) a la escala nano (10 a la menos 9). Richard P. Feynman ya dijo que la escala micro estaba desfasada pues es como medir la distancia Lerma-Burgos en años luz. A propósito, para ilustrar algo de este mundo de lo pequeñísimo, os dejo la foto de los enanos que confeccioné hace unos años para la fiesta barroca de Lerma.
Asistimos a una nueva revolución científica, la de nanomateriales como el grafeno, que tienen propiedades distintas a las del mismo material a escala convencional. Es decir, las propiedades dependerían de la estructura y no de la composición. El grafeno se obtiene exfoliando el grafito hasta conseguir una capa de un átomo de carbono de espesor con los átomos de carbono dispuestos en panal de abeja. Recientemente la Universidad de Burgos organizó unas jornadas en las que empresas como Antolín y Aciturri expusieron su experiencia en este campo.
Lo que aún no se conoce es cómo los nanomateriales pueden afectar al organismo puesto que la toxicidad y la persistencia biológica varían con la nueva escala ya que cambia la relación superficie-volumen. Las bacterias –esféricas- presentan la menor relación superficie-volumen para intercambiar mejor información, energía, calor etc… Los nanomateriales se calientan y enfrían más deprisa que los materiales convencionales. Los organismos más complejos, como nosotros, resolvimos este asunto con la eficiencia de los procesos ergódicos para que la información, energía etc… llegue a todos los lugares con la misma probabilidad. Por ejemplo el árbol fractal binario de los pulmones, los capilares, las terminaciones neuronales… Los procesos alométricos en los organismos (crecer sin afectar al metabolismo) permiten que un elefante que pesa cien mil veces mas que un ratón consuma únicamente diez mil veces más.
Ahora veamos como cambia la relación superficie-volumen en esta escala: supongamos un cubo de 4 cm de lado: su superficie será de 96 cm cuadrados (4x4x6); su volumen 64 cm cúbicos (4x4x4). La relación superficie-volumen será 1,5:1. Si ahora seccionasemos por la mitad siguiendo los tres ejes del cubo obtendríamos 8 cubos de 2 cm de lado. De esta forma tendremos 192 cm cuadrados y el mismo volumen de 64 cm cúbicos. Ahora la relación superficie-volumen será de 3:1. Si repetimos el proceso será 6:1.
El futuro también está en la nanotecnología aplicada a la salud. En medicina se fabrican partículas cerámicas cargadas de fármacos que se activan al llegar a las células tumorales. También se usan nanomateriales para que, a modo de esqueletos, crezcan tejidos cultivados in vitro. Otros avances son la fabricación de cremas de protección solar transparentes. Hasta ahora su componente, óxido de cinc, tenía tamaños superiores a 200 nm por lo que dispersaban la luz visible y manchaban la cara de blanco. Si este compuesto metálico torna a un metamaterial sus propiedddes ya no serán las del cinc convencional sino que tendrá ahora un índice de refracción negativo de las ondas electromagnéticas que es el primer paso a la invisibilidad de la crema. Se ha visto que esta crema, si se ingiere, presenta el doble de toxicidad que la crema convencional. Hasta ahora únicamente usábamos la masa en las exposiciones a los metales (microgramos por m cúbico) ¿Pero cómo investigar la seguridad de nuevos umbrales de exposición si no sabemos sobre qué enfermedades investigar? ¿Cómo regular lo desconocido?
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martes, 1 de octubre de 2013
EL FINAL DEL VERANO LLEGÓ...
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miércoles, 4 de septiembre de 2013
EPIDEMIA DEL VERANO Y MALAS HIERBAS
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lunes, 12 de agosto de 2013
FÉLIX YÁÑEZ: UN QUIJOTE DEL ARLANZA
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lunes, 17 de junio de 2013
GRANDES NOTICIAS. Agaricus urinascens
Si prestan atención les presentaré a un pariente lejano, a un ser vivo, sí, pero sin derechos porque le han rebanado el tronco. El pariente convive, en este árbol de la vida, junto a mas de diez millones de especies. Se trata de un hongo (reino Fungi) del género Agaricus y de la especie urinascens que puede llegar a medir hasta 50 cm. de diámetro. Sí, como el ejemplar que sostiene Santiago Ortega Sancho. Lo encontró Dionisio (el Colorín) en Quintanilla del Agua el 11 de junio de 2013, en el término de Matalagarto, junto al punto geodésico que marca 1006 mt. de altura. (En la imagen se pueden ver las coordenadas).
Este reino, el de los hongos, contiene a la clase Basidiomycetes, al orden Agaricales y a la Familia Agaricacea. Es la nomenclatura de Linneo, que suele utilizarse para clasificar a los seres vivos (aunque hoy se habla de los tres dominios de Carl R. Woese: Bacterias, Archeas y Eucariotas). En fin, que de lo que estamos hablando es del champiñón gigante o bola de nieve. Toda una ironía, guasa o socarronería castellana. ¡Para que luego digan que la naturaleza no es generosa en estas tierras adustas! Los hongos son seres pluricelulares saprófitos, es decir, se alimentan de los restos de otros seres vivos; son heterótrofos. Algunos nos son muy útiles, como las levaduras; otros producen penicilina; otros son parásitos y algunos forman simbiosis con las algas (líquenes).
A lo que íbamos; le envié esta imagen a un compañero veterinario, Luis Alberto Parra Sanchez, que pasa por ser uno de los mayores expertos mundiales en el género Agaricus. Al rato me comentó cosas interesantes como que "urinascens" se refiere al olor a orín que desprende cuando envejecen las láminas (antes la especie se denominaba macrosporus (esporas elípticas de hasta 15 por 7 micras). Y que es comestible, pero me advirtió sobre su especial predilección por almacenar un metal, el Cadmio.
martes, 28 de mayo de 2013
TRATADO DE MELANCOLÍA URBANA
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lunes, 6 de mayo de 2013
APUNTES DEL NATURAL
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martes, 19 de marzo de 2013
QUE SE ACABA.... TIERRA DE GIGANTES
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jueves, 7 de marzo de 2013
Dr. GÓMEZ DE CASO CANTO. Una Huella en la Epidemiología de Castilla y León
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viernes, 8 de febrero de 2013
MEDICINA PERSONALIZADA
¡Hola, amigos!
La pasada semana vi en televisión una película de ciencia ficción de 1997: "Gattaca". En ella Vicent (hijo de Dios, inválido), ¡vamos, un humano al uso!, intenta entrar en la Agencia Espacial Gattaca, una sociedad perfecta, utópica. De niño Vicent derrotó a su hermano Anton (válido, superhombre, fruto de la manipulación genética) gracias a la constancia, el esfuerzo y el sacrificio. Ocurre que el argumento me da pie a considerar cuestiones como ¿Qué es la vida? ¿Estamos determinados por la genética? o ¿somos dueños de nuestro destino? ¿Podemos influir en nuestra salud? (En la foto dos espantapájaros en la Vega ejemplifican a estos hombres válidos e inválidos. También subo una foto de J. Watson, codescubridor de la molécula de la vida).
Pero hoy tengo el placer de presentar a otro científico. Se trata de Roderic Guigo Serra, del Centro de Regulación Genómica de la Universidad Pompeu Fabra, que es el único español entre 400 investigadores del Proyecto ENCODE (ENCiclopedy Of DNA Elements). Estuvo en Burgos el 17 de enero y nos contó este proyecto que trata de conocer el significado del genoma mediante técnicas computacionales –el futuro de estas investigaciones depende de la bioestadística y de la informática- y experimentales. Por el Proyecto Genoma Humano (HPG), de los años 80, conocimos la tabla periódica de la biología, en la que más de 3.000 millones de moléculas o nucleótidos (base, azúcar y ácido fosfórico) definen la vida. Aproximadamente uno de cada mil de estas moléculas (3 millones) presentan variabilidad, lo que a la postre determina que seamos seres únicos.
Hasta el momento, nos dijo, se consideraba que sólo el 5-10% del ADN era funcionante (a través del ARN mensajero y sus proteinas); el resto se consideraba “junk DNA”. Con ENCODE ahora sabemos que el 62% del ADN produce ARN aunque no sintetice proteínas; éste sería el “ARN no codificante”; en él se encuentran los llamados polimorfismos, a veces de un solo nucleótido (SNP). Además, otro 20% de ADN tendría actividad “REGULADORA” a través de modificaciones epigenéticas que son como interruptores del DNA. Porque… ¿qué es lo que hace que las células de los diferentes tejidos, que tienen el mismo ADN, produzcan diferentes tipos de proteínas? Pues la respuesta está en este ADN regulador.
Naturalmente, estas investigaciones tienen consecuencias en la vida humana pues las ciencias “ómicas” nos dicen que no hay un gen del destino, que hoy somos un poco más dueños de nuestra salud. Tradicionalmente distinguíamos el concepto de enfermedades de la naturaleza, genéticas, las de la tortuga Darwiniana y aquellas otras enfermedades del ambiente, de la cultura, de la liebre Lamarkiana. Pero hoy se ha diluido esta diferencia pues se ha separado la genética (Mendeliana) del diagnóstico molecular y, con ella, la llegada de la genómica y de las ciencias “ómicas”. Es verdad que por ahora los genes tienen un valor limitado para predecir, para alcanzar esa medicina predictiva y personalizada con la que se especula y se sueña. Las investigaciones buscan asociaciones (razonamiento inductivo para establecer hipótesis, es el método de las diferencias de J.S. Mill) entre la presencia de determinados polimorfismos y una enfermedad (por ejemplo, en mujeres fumadoras con cáncer y entre mujeres fumadoras sin cáncer). Pero el riesgo de estos estudios sobre medicina personalizada es que en el portador puede provocar una ansiedad paralizante o, si no eres portador, puedes sentir una falsa sensación de seguridad. Se han estudiado más de 500.000 de estos polimorfismos (SNP) asociados a 200 enfermedades y apenas predicen el 10% de padecer estas enfermedades complejas pues se desconoce su heredabilidad. Así que, por unos 80 euros y una muestra de saliva, hoy podemos conocer la condición de portador de mutaciones en algún gen o bien de variaciones o polimorfismos en el ARN no codificante que predisponen a padecer algunas de estas enfermedades y conocer el aumento de riesgo de, por ejemplo, hemocromatosis, cáncer de colon, déficit de alfa-1 antitripsina etc… También podemos conocer qué respuesta tendremos frente a drogas como el alcohol o frente a medicamentos (por ejemplo, si somos metabolizadores lentos, que ocurre en 1-3% de la población con CYP2C9, lo que sí permite una medicina predictiva o tratamientos personalizados con anticoagulantes), o bien conocer rasgos personales como color de ojos etc… La aplicación de estos conocimientos a la prevención es un reto porque podríamos conocer subgrupos de población como los portadores del gen BRCA, que predice 65% de riesgo de cáncer de mama a los 70 años, o, en otro caso, ser portador de APOE EA, que supone un riesgo de 30% de padecer Alzheimer. De aquel "Human Proyect Genome" hemos pasado al Public Health Genomics. Pero, de momento, parece que este conocimiento tiene más aplicaciones diagnósticas que predictivas.
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domingo, 27 de enero de 2013
CATASTRO DE QUINTANILLA DEL AGUA
Amigos, en este post tengo algo mas que decir sobre demografía. Sabéis que no trato sólo de retratar un pueblo, sino que quiero contar un relato en el que se identifique un lector universal. En 1994 un grupo de amigos fundamos la Asociación Cultural "El Concejo", para conocer mejor y amar a nuestro pueblo, Quintanilla del Agua. El pasado fin de semana, uno de ellos, José Miguel Lozano, me pasó una copia del Catastro de Ensenada de nuestro pueblo, confeccionado el 5 de mayo de 1752. Aquí tenemos la mejor lección y análisis crítico sobre la demografía, la economía y la sociedad de entonces.
En aquel tiempo, que trataba de escapar del viejo Régimen -cuando clérigos y nobles no pagaban impuestos- el Rey Fernando VI mandó confeccionar, para el mejor gobierno de los hombres, el primer Censo en más de 10.000 poblaciones de la Corona de Castilla. Aquellos castellanos austeros, sobrios e irónicos, hubieron de contestar a 40 preguntas sobre sus casas, ganados, tierras, oficios, impuestos etc...
- ¿Y cuáles fueron las respuestas más relevantes que dijeron?
Pues que el pueblo era un Realengo con 90 casas habitables y 72 vecinos. Que había 60 agricultores, 9 viudas y 3 pobres de solemnidad. Además, 2 curas, un "ciruxano" que era también maestro de primeras letras (Matheo Merino), 1 herrero, 1 sastre, 2 tejedores de lino y 3 jornaleros. Que había taberna, molino de 3 muelas y un monte comunal, el Yuso, que se arrendaba para carbón por cinco años, y un pasto comunal en Valdefradas.
- ¿Qué impuestos pagaban aquellos pecheros?
Pues dijeron que de tres tipos:
Las Primicias a los dos curas (Joseph Romero y Fco. Lázaro, que consistían en cinco celemines de trigo, centeno, avena y cebada).Las Alcabalas o tributos, al Duque de Medinaceli, a razón de 663 reales. Y los Diezmos, pagados como tres Tercios (el barrio de San Andrés parece el lugar donde se pagaban estos Tercios). El uno era para los dos curas, otro para el Cabildo de la Catedral de Burgos y, del Tercio Real, dos partes para la Cartuja de Miraflores (2/9) y la novena parte para la fábrica de la Iglesia de Quintanilla.
- ¿Y como era la asistencia sanitaria? Que la asistencia dijeron era comunal, financiada mediante cuotas de los vecinos. También había beneficencia. El "ciruxano, cobraba de los vecinos de Quintanilla 75 fanegas de centeno y 3 de trigo (valorado en 795 reales). Por el oficio de maestro percibía 25 fanegas de centeno y una casa arrendada por 15 reales. El galeno también atendía Tordueles, Puentedura, Santa Inés y Santillán. Estimo que los pagos ascendían a unos 1700 reales. Por entonces un pastor cobraba 100 reales y un criado de labranza 200 reales.
jueves, 17 de enero de 2013
DEMOGRAFÍA: Crónicas de un pueblo
Antes de comenzar el post de hoy tengo algo que decir: el pasado 25 de octubre se celebró el VI Encuentro de la Universidad de Burgos UBU Activa y mi hermano Félix entregó la escultura de un Cid al cineasta burgalés Antonio Gimenez Rico, autor de inolvidables películas y de muchos capítulos de aquella nostálgica serie de Televisión de los 70 "Crónicas de un pueblo". El cineasta ejerce de burgalés y confesó seguir en ésto al maestro Berlanga -que siempre acuñaba aquello del Imperio Austro-Húngaro- pues en todas sus películas hay un guiño a Burgos. Apeló a la sencillez a la hora de mostrar la realidad, apuntó la crisis actual y enfatizó el poder, la gloria, la pasión y su vocación para con el séptimo arte.
Ahora, amigos, ¿qué mejor crónica de un pueblo que hablar de su demografía, de la dinámica y estructura de su población?
La película demográfica del Arlanza y de los pueblos de Castilla Y León es de aquellas del género "gore" (sangrante), puesto que se han ido vaciando. Y la escena principal de los protagonistas: pueblos que se han llenado de viejos (lo que influye en las pensiones, la asistencia y la inmigración).
En otros pueblos la situación es sólo metafórica, como en "Territorio ARTlanza", ese pueblo de emociones que ha construido mi hermano Félix donde se re-crean todas las edades (en la imagen la Ermita de Ntrª Srª del Arlanza, el alma del pueblo, que la terminamos hace cuatro meses y este invierno ya peina las canas de la nieve).
Pero la situación real de Quintanilla del Agua y Tordueles en 2012 es que estamos empadronados 504 hbs., el 35% mayores de 65 años (116 menos que en 1996). Así que perdemos mas de 7 habitantes/año. Lerma cuenta en 2012 con 2886 hbs, 395 mas que en 1996. La provincia tiene 374.970, con un 21,25% mayores de 65 años, y 9,23% de extranjeros. España cuenta con 47.220.747 hbs. y un 12,13% de extranjeros.
Pero todo esto no es nada para los 6.800 millones de de hbs. de la Tierra. En Quintanilla podemos sentirnos únicos ya que encontrarnos entre la enjambre de humanos es como acertar una quiniela de 14. Pero, volviendo al Cid, en aquella época no se alcanzaban los 400 millones de hbs. en la Tierra. 1.000 millones se alcanzó en 1850; 2.000 millones en 1927; 3.000 en 1960; 4.000 en 1974; 5.000 en 1987 y 6.000 en el año 1999.
¿Os habéis preguntado alguna vez cuantos habitantes han vivido en la Tierra? Pues se estima en 80.000 millones, la mitad después de Cristo. Es decir, ahora mismo vivimos uno de cada 12 humanos que han existido.
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