viernes, 8 de febrero de 2013

MEDICINA PERSONALIZADA

¡Hola, amigos! La pasada semana vi en televisión una película de ciencia ficción de 1997: "Gattaca". En ella Vicent (hijo de Dios, inválido), ¡vamos, un humano al uso!, intenta entrar en la Agencia Espacial Gattaca, una sociedad perfecta, utópica. De niño Vicent derrotó a su hermano Anton (válido, superhombre, fruto de la manipulación genética) gracias a la constancia, el esfuerzo y el sacrificio. Ocurre que el argumento me da pie a considerar cuestiones como ¿Qué es la vida? ¿Estamos determinados por la genética? o ¿somos dueños de nuestro destino? ¿Podemos influir en nuestra salud? (En la foto dos espantapájaros en la Vega ejemplifican a estos hombres válidos e inválidos. También subo una foto de J. Watson, codescubridor de la molécula de la vida). Pero hoy tengo el placer de presentar a otro científico. Se trata de Roderic Guigo Serra, del Centro de Regulación Genómica de la Universidad Pompeu Fabra, que es el único español entre 400 investigadores del Proyecto ENCODE (ENCiclopedy Of DNA Elements). Estuvo en Burgos el 17 de enero y nos contó este proyecto que trata de conocer el significado del genoma mediante técnicas computacionales –el futuro de estas investigaciones depende de la bioestadística y de la informática- y experimentales. Por el Proyecto Genoma Humano (HPG), de los años 80, conocimos la tabla periódica de la biología, en la que más de 3.000 millones de moléculas o nucleótidos (base, azúcar y ácido fosfórico) definen la vida. Aproximadamente uno de cada mil de estas moléculas (3 millones) presentan variabilidad, lo que a la postre determina que seamos seres únicos. Hasta el momento, nos dijo, se consideraba que sólo el 5-10% del ADN era funcionante (a través del ARN mensajero y sus proteinas); el resto se consideraba “junk DNA”. Con ENCODE ahora sabemos que el 62% del ADN produce ARN aunque no sintetice proteínas; éste sería el “ARN no codificante”; en él se encuentran los llamados polimorfismos, a veces de un solo nucleótido (SNP). Además, otro 20% de ADN tendría actividad “REGULADORA” a través de modificaciones epigenéticas que son como interruptores del DNA. Porque… ¿qué es lo que hace que las células de los diferentes tejidos, que tienen el mismo ADN, produzcan diferentes tipos de proteínas? Pues la respuesta está en este ADN regulador. Naturalmente, estas investigaciones tienen consecuencias en la vida humana pues las ciencias “ómicas” nos dicen que no hay un gen del destino, que hoy somos un poco más dueños de nuestra salud. Tradicionalmente distinguíamos el concepto de enfermedades de la naturaleza, genéticas, las de la tortuga Darwiniana y aquellas otras enfermedades del ambiente, de la cultura, de la liebre Lamarkiana. Pero hoy se ha diluido esta diferencia pues se ha separado la genética (Mendeliana) del diagnóstico molecular y, con ella, la llegada de la genómica y de las ciencias “ómicas”. Es verdad que por ahora los genes tienen un valor limitado para predecir, para alcanzar esa medicina predictiva y personalizada con la que se especula y se sueña. Las investigaciones buscan asociaciones (razonamiento inductivo para establecer hipótesis, es el método de las diferencias de J.S. Mill) entre la presencia de determinados polimorfismos y una enfermedad (por ejemplo, en mujeres fumadoras con cáncer y entre mujeres fumadoras sin cáncer). Pero el riesgo de estos estudios sobre medicina personalizada es que en el portador puede provocar una ansiedad paralizante o, si no eres portador, puedes sentir una falsa sensación de seguridad. Se han estudiado más de 500.000 de estos polimorfismos (SNP) asociados a 200 enfermedades y apenas predicen el 10% de padecer estas enfermedades complejas pues se desconoce su heredabilidad. Así que, por unos 80 euros y una muestra de saliva, hoy podemos conocer la condición de portador de mutaciones en algún gen o bien de variaciones o polimorfismos en el ARN no codificante que predisponen a padecer algunas de estas enfermedades y conocer el aumento de riesgo de, por ejemplo, hemocromatosis, cáncer de colon, déficit de alfa-1 antitripsina etc… También podemos conocer qué respuesta tendremos frente a drogas como el alcohol o frente a medicamentos (por ejemplo, si somos metabolizadores lentos, que ocurre en 1-3% de la población con CYP2C9, lo que sí permite una medicina predictiva o tratamientos personalizados con anticoagulantes), o bien conocer rasgos personales como color de ojos etc… La aplicación de estos conocimientos a la prevención es un reto porque podríamos conocer subgrupos de población como los portadores del gen BRCA, que predice 65% de riesgo de cáncer de mama a los 70 años, o, en otro caso, ser portador de APOE EA, que supone un riesgo de 30% de padecer Alzheimer. De aquel "Human Proyect Genome" hemos pasado al Public Health Genomics. Pero, de momento, parece que este conocimiento tiene más aplicaciones diagnósticas que predictivas.